Vitoria - El regreso al Baskonia de Dusko Ivanovic ha disipado, al menos en parte, las turbulencias en torno a un equipo hundido en lo anímico y lo baloncestístico, pero el técnico montenegrino pretende que su llegada no se quede en un efecto placebo puntual y sirva para retomar la senda histórica de un equipo al que ahora ve carente de este carácter competitivo que ha sido el sello del club durante muchos años y que parece desaparecido ahora de un plumazo.

"Estoy muy contento de volver a mi casa. En estos años que he estado ausente he tenido una experiencia enriquecedora, pero es imposible superar la ilusión que tengo por volver. Estoy preocupado por el juego. Espero que se contagie la ilusión que tengo porque lo que más me preocupa es el estado de ánimo. Es evidente que el equipo se ha caído. Caer es fácil, pero levantarse cuesta tiempo. Nos va a costar un poquito, pero subiremos", señaló el montenegrino.

En su tercera etapa en el club, Ivanovic tiene claro que parte con complicaciones mucho mayores que en las dos precedentes. Y por eso pretende reencontrar la motivación y el poder mental que el equipo ha perdido.

"El gran problema es que el equipo se viene abajo en los momentos críticos cuando las cosas van mal. Un equipo como el Baskonia nunca se puede rendir y eso es lo primero que tenemos que cambiar. El estado de ánimo es la causa directa de que no jueguen bien. Cuando se recuperen un poquito, van a jugar mejor. Los detalles tácticos no pueden cambiar mucho. Por mucho que cambies el entrenador, el entrenador ni ataca ni defiende. Probablemente es uno de los mayores retos de mi carrera, pero siempre me ha gustado el desafío. Espero que los jugadores puedan tener el carácter que el Baskonia siempre ha tenido y que en estos momentos no tiene. Es lo que más me ha sorprendido porque este equipo siempre ha tenido un carácter diferente al resto", incidió el técnico de Bijelo Polje.

El preparador montenegrino es una leyenda viva del Baskonia y sin duda es el mejor entrenador que el club ha tenido a lo largo de sus sesenta años de historia, pero en esta tercera andadura en Vitoria Ivanovic quiere desprenderse del pasado y tampoco pretende fijarse en el futuro. De ahí la decisión de firmar un contrato que solo se extiende hasta el final de la presente temporada.

"Hay una frase que me gusta y creo que es ideal para este momento. La nostalgia y la esperanza son los dos más crueles asesinos porque matan el presente. Yo quiero vivir este momento con alegría, con entusiasmo. Quiero luchar con esta gente para hacerlo bien. Es lo único que me importa en este momento. Ni el presente ni el pasado, solo este momento. Y espero que mis jugadores puedan hacerlo también", señaló el técnico. - DNA