vitoria - Todos los equipos sólidos que se precien suelen disponer de unos robustos cimientos defensivos sobre los que sustentan su estabilidad hasta en las condiciones más adversas. Para opositar a grandes logros en una temporada, se necesita una coraza indestructible que sirva para capear cualquier temporal de lesiones y bajas formas. Son virtudes que escasean hoy en día en un Baskonia melancólico que dista mucho de ser un grupo fiable a ambos lados de la canasta al que aguarde un buen porvenir en lo que resta de ACB y Euroliga.
Si adelante no se distingue por el altruismo o la buena circulación de balón, abusa sistemáticamente del bote y se sostiene en buena medida gracias a los ramalazos de calidad provenientes de Toko Shengelia, las urgencias son más graves si cabe atrás. Una reiterada falta de energía y una pasividad que por momentos clama al cielo y permite a sus rivales -ya sea el más opulento o el más modesto- disparar sus dígitos hasta unos niveles insoportables.
Transcurren de forma inexorable las jornadas y el plantel de Perasovic continúa siendo incapaz de taponar algunas grietas gigantescas en un entramado que hace aguas por todos los costados. Con muy poco, recibe puntos con una facilidad extrema. El problema añadido es que su roster ya no dispone de tantas dosis de talento como antaño para entrar en un cuerpo a cuerpo con determinados oponentes a la hora de resolver los encuentros por una simple cuestión de pegada.
Está constatado que, si aspira a revertir su delicada situación y alimentar una autoestima muy venida a menos, al Baskonia no le quedará otro remedio que bajar al barro, poner palos en las ruedas a las estrellas rivales y también tratar de mostrar un mayor arsenal de recursos tácticos a la hora de cambiar el devenir de partidos que discurren con un tanteador elevado. En caso contrario, su suerte estará echada y ni de lejos se cumplirán los objetivos fijados para este ejercicio (semifinales de Copa y Liga ACB, además del Top 8 de la Euroliga).
Y es que, partido tras partido, la sangría adquiere unos tintes cada vez más sospechosos. Desde el cuerpo técnico no se ponen remedio a unos males que ya son endémicos. Entre ellos, las enormes facilidades que encuentran los adversarios para hurgar en la herida en el pick and roll central, la jugada más simple del baloncesto y que carece de antídoto alguno desde que se desataron las hostilidades en septiembre.
Alejar a Youssoupha Fall a muchos metros del aro se ha convertido en una constante en el scouting previo que hace el rival de turno. Los problemas del gigante senegalés a la hora de correr hacia atrás provocan unos desajustes que casi siempre acaban con una canasta en contra. En muchas ocasiones, Janning, Stauskas o Shields se ven obligados a hacer ayudas que permiten tiros liberados de sus pares desde las esquinas.
el capitán, señalado Otro flanco extremadamente débil en la defensa azulgrana no es otro que Shengelia, un líder con innumerables luces pero también alguna sombra susceptible de ser aprovechada por el cuatro del equipo contrario. El georgiano nunca se ha distinguido por ser un especialista atrás, pero las desatenciones en las que ha incurrido en los últimos encuentros también merecen una llamada al orden por parte de Perasovic.
Singleton le hizo un traje en la fatídica velada de la Euroliga ante el Anadolu Efes y el pasado domingo también vio cómo Morgan y Harangody castigaban con saña desde el 6,75 sus despistes. El primero de ellos, sin ningún tipo de oposición, dispuso además de un triple ganador para haber convertido el Buesa Arena en un funeral. Pese a ser una situación crítica, el Joventut tuvo la victoria en sus manos gracias a un tiro completamente liberado cuya ejecución encogió el corazón de los aficionados presentes en el Buesa.
También Perasovic tiene su cuota de responsabilidad en esta insólita sangría de puntos en contra. Tal y como sucedió durante los estrictos tiempos de Ivanovic, en ocasiones se echa de menos una mayor cintura para cambiar el rumbo de los partidos mediante algún planteamiento defensivo novedoso. La zona 2-3 o la caja y uno -cuatro hombres en zona y un jugador siguiendo a la estrella del adversario- están desterradas del ideario del entrenador nacido en Split, dispuesto a morir con sus ideas y no alterar jamás el plan preconcebido antes del salto inicial.
En definitiva, mucho por pulir en la centrifugadora del Buesa en vísperas de un exigente tramo del calendario. El Baskonia encara a partir del jueves cinco compromisos en los próximos diez días -Murcia y San Pablo Burgos en la ACB; Estrella Roja, Valencia Basket y Real Madrid en la Euroliga- que marcarán el devenir de esta campaña. Pese a las malas vibraciones que desprende, todavía hay margen para la esperanza.
Liga ACB. De los once primeros clasificados, el Baskonia es el equipo que más puntos recibe de media con 83,6 por encuentro. Tan solo los rivales más modestos (Bilbao Basket, Obradoiro, Murcia, Fuenlabrada, Real Betis y Manresa) exhiben peores registros en este apartado.
Euroliga. Antes de la fatídica visita del Maccabi al Buesa Arena en la octava jornada, el equipo vitoriano era el que menos puntos había encajado. Sin embargo, ahora es el noveno en este ranking tras los estropicios acaecidos ante los israelíes (83-113), el Panathinaikos (100-68) y el Anadolu Efes (77-102). Real Madrid, Panathinaikos, Armani Milan, Khimki, Fenerbahce, Alba Berlin, Valencia Basket, Bayern Munich y Zenit San Petersburgo son más vulnerables que el Kirolbet.
96,25
Es la media de puntos encajada por el Baskonia en los últimos cuatro encuentros oficiales entre las dos competiciones.