vitoria - Todos los veranos suelen ser intensos en cuanto a movimientos entre los clubes de la Euroliga, pero el que acaba de quedar atrás será recordado por la masiva llegada de baloncestistas procedentes de la NBA. Hubo un tiempo en el que parecía impensable que las potencias del Viejo Continente pudiesen incorporar a golpe de talonario a determinada clase de jugadores con un caché inalcanzable. Afortunadamente, los tiempos han cambiado.

Siendo evidente que las franquicias estadounidenses han vuelto a robar talento europeo (Poirier, Guduric, Melli, Bitadze...) gracias a su músculo económico, como contrapunto también han sufrido en esta ocasión los rigores del poderío financiero a este lado del Atlántico con muchos mecenas dispuestos a ver a sus equipos alcanzar cotas insospechadas. Esta Euroliga desprenderá así glamur por todos sus poros visto el innegable impacto de algunas operaciones.

De los 18 participantes, al menos diez han apostado por jugadores procedentes de la NBA. El golpe más mediático tuvo al Barcelona como indudable protagonista cuando anunció el bombazo de Nikola Mirotic (Milwaukee Bucks). El cuatro hispano-montenegrino ha eclipsado por completo en la Ciudad Condal la vuelta de un Álex Abrines (Oklahoma) cuyo estado es una auténtica incógnita tras su episodio de depresión que le ha tenido muchos meses sin vestirse de corto.

El Khimki, que maneja un presupuesto de 33 millones de euros, ha reclutado a Timofey Mozgov (Orlando Magic), Jonas Jerebko (Golden State Warriors) y Dairis Bertans (New Orleans Pelicans). El CSKA, obligado a rehacerse tras sus dolorosas pérdidas, se ha hecho con los servicios del gigante Kostas Koufos (Sacramento Kings) y Ron Baker (Washington Wizards).

El Maccabi, tan dado a poblar sus plantillas de estadounidenses, ha convencido a Tyler Dorsey -la temporada pasada jugó en Atlanta y Memphis- y Omri Casspi, uno de sus hijos pródigos que vuelve a Tel Aviv una década después tras militar el año pasado en los Memphis Grizzlies. El Panathinaikos espera renacer de la mano del compulsivo triplista Jimmer Fredette (Phoenix Suns) y Wesley Johnson (Wizards), mientras que el Bayern Munich ganará previsiblemente solidez en la pintura con un Top 10 del draft como Greg Monroe (Sixers).

Nik Stauskas (Baskonia), Shelvin Mack (Armani Milan), Jordan Loyd (Valencia Basket), Wade Baldwin (Olympiacos) y Tayler Cavanaugh (Alba Berlin), que también han cruzado el charco este verano, completan la nómina de fichajes más rutilantes y susceptibles de desplegar su calidad por las canchas continentales.

De lo que no hay duda es que la Euroliga posee ya un imán seductor cada vez más atractivo, incluso para jugadores consolidados en Estados Unidos que quizá se encuentran hastiados por su rol secundario en las franquicias de la NBA y, por tanto, prefieren ser cabeza de ratón a este lado del Atlántico. Otro aspecto llamativo que refleja el singular encanto de la máxima competición continental es que estrellas como Larkin, Micic, Campazzo, Tavares, Williams o De Colo, todos ellos con indudable cartel en la mejor liga del mundo, han aceptado renovar su contrato o cambiar de equipo en Europa. - O. San Martín