Vitoria - Al igual que sucedió el año pasado, Tadas Sedekerskis ha vuelto a retirar su nombre del draft, previsto el jueves de la próxima semana en un marco incomparable como el Barclays Center de Brooklyn (Nueva York). El alero del Baskonia se había declarado elegible hace unas semanas, pero finalmente ha desistido de esta idea ante la certeza de que ninguna franquicia estadounidense iba a realizar una valiente apuesta por él ni tenía pensado adquirir sus derechos en la lotería de jugadores que año tras año desencadena una masiva cascada de movimientos en la NBA.

Tras otra temporada decepcionante en el Baskonia y una última oportunidad por delante a sus 21 años para poder resultar elegido el próximo verano, siempre que sea capaz de labrarse un nombre en el mundo de la canasta, Sedekerskis acaba de tomar una decisión hasta cierto punto repleta de sensatez y lógica.

Una lesión en la espalda le mantuvo fuera de combate durante los primeros meses de competición pero, una vez recuperado, ha entrado con cuentagotas en la rotación de Velimir Perasovic. Pese a la plaga de lesiones acontecida en la cuerda exterior, el lituano no ha dispuesto prácticamente de oportunidades. Acaso minutos intrascendentes en partidos correspondientes a la ACB y ante rivales de escaso fuste en los que no se ha atisbado la más mínima progresión en su juego.

Porque son ya varias las campañas en las que Sedekerskis apunta alto y, a la postre, queda eclipsado en un Baskonia que no espera a ningún rezagado y poco a poco está empezando a agotar su paciencia con uno de los canteranos en los que más expectativas tenía depositadas. Su escaso protagonismo en el curso recién finalizado tiñe de sombras su continuidad en el próximo proyecto que liderará el técnico croata, poco dado a conceder oportunidades a los jóvenes si no son de su total confianza.

Es por ello que el club azulgrana sopesa en este instante una nueva cesión para Sedekerskis, que tras el notable nivel acreditado en las categorías inferiores no termina de destaparse como un alero con la proyección ni la calidad suficientes como para ser un primer espada del Baskonia en los próximos años.

Una prueba de las esperanzas en su evolución fue la renovación acometida hace dos veranos hasta junio de 2022, pero desde entonces el joven báltico no ha sido capaz de dar pasos al frente en su carrera. Su cesión a un modesto como el San Pablo Burgos constituyó un fiasco, ya que Diego Epifanio le relegó al ostracismo.

A mitad de la pasada temporada fue enviado al Nevezis de su país natal, donde sí gozó de una cierta continuidad. Por lo tanto, la posibilidad de que necesite foguearse nuevamente lejos de Vitoria vuelve a cobrar fuerza de cara al futuro en un momento de su carrera donde, por encima de todo, necesita jugar y sentirse importante en algún lugar.