Vitoria - El nivel de una afición se demuestra cuando su equipo pierde y ayer la grada del Buesa Arena evidenció que pocas tienen su consistencia. Una durísima derrota, la segunda consecutiva en casa y en un partido en el que los tres primeros cuartos indicaban que iba a haber quinto encuentro antes del apagón en los diez minutos finales, no fue impedimento para que la mayoría de los 12.649 espectadores que se congregaron ayer en Zurbano se pusiesen en pie a la conclusión del partido para rendir un sonoro tributo a un equipo que lo había dejado todo sobre la cancha.
De nuevo el equipo notó desde muy pronto el calor de su grada, pero en esta ocasión todo ese ánimo no se convirtió en nervios, sino en furia. Cuando se juega a vida o muerte no se puede mirar atrás y tanto afición como jugadores se tomaron el encuentro como la final que era. Por momentos, el ruido se volvía ensordecedor e incluso el silbato arbitral tenía que trabajar por duplicado para que se escuchase en la cancha. Cada vez que Itoudis hacía un aspaviento o los colegiados penalizaban a los azulgranas, la marabunta atronaba.
Esa sensación de no ir todo al remolque que se vivió el miércoles, cuando cada segundo se mascó con tensión, cambió el ambiente por completo. Tras el triple de Garino para el 35-27, el vello hacía algo más que simplemente erizarse con todo el pabellón en pie y con las bufandas ondeando al viento.
Tras vivir con cierta tranquilidad durante toda la primera parte, la grada se crispó según el CSKA fue limando la desventaja hasta meterse de lleno en el partido en el arranque del último cuarto. Llegó el miedo al cuerpo de los jugadores y ese languidecer sobre la cancha se trasladó también a una grada que comenzó a digerir la derrota que poco a poco se iba conformando.
El sueño de la Final Four en Vitoria se esfumaba, pero en esta ocasión no había espacio para el reproche. Aunque la sensación que queda es que el Baskonia estaba más cerca del CSKA que en años precedentes y perdiendo dos partidos seguidos en casa, la grada se volcó con el equipo con el partido acabado y lo despidió como si fuese campeón. Y esperando ya a la Liga ACB, el nuevo sueño que empieza.