El Kirolbet Baskonia disfrutó hasta el descanso de ayer de un engañoso espejismo del que le sacó a golpes un Sergio Rodríguez que desplegó toda su magia en el estreno de este play off de cuartos de final. Especialmente en un tercer cuarto en el que se convirtió en absolutamente imparable para un conjunto vitoriano que tuvo que limitarse a asistir como dolorido espectador a su festival. La actuación de El Chacho resultó indudablemente clave para la suerte de la contienda pero lo cierto es que el argumento podría extenderse al absoluto dominio que ejercieron los bases moscovitas sobre los alaveses.

Con el canario a la cabeza pero también con la inestimable colaboración de De Colo y Hackett, que evitaron que Vildoza y Huertas -muy castigados por las faltas personales desde el inicio del partido- recuperaran algo de oxígeno cuando el insular descansaba en el banquillo. Tras ver cómo el choque se movía en un aparente intercambio de golpes en los dos periodos iniciales, Rodríguez decidió que, al regreso de los vestuarios, había llegado el momento de pisar a fondo el acelerados para despegarse definitivamente de su rival.

Y lo hizo a conciencia. En una clase magistral de cómo manejar el tiempo de un partido y decidiendo con precisión de cirujano cuándo asumir la responsabilidad anotadora en primera persona y cuándo dejar en ventaja a sus compañeros, convirtió el 44-43 que reflejaba el marcador en los primeros compases de ese tercer periodo en un increíble 73-52.

Por el camino, nada menos que siete triples convertidos por el conjunto moscovita con un increíble setenta por ciento de acierto. Tres de ellos llevaron la rúbrica del Chacho, que acabó la contienda con una espectacular serie de 5/6 desde la línea de 6.75. Ante semejante vendaval, el Baskonia se vino abajo por completo y los últimos diez minutos del duelo se convirtieron únicamente en un triste trámite. Si desea tener opciones de éxito mañana, debe encontrar la fórmula para detener al mago Rodríguez.