vitoria - Los caprichos del destino han querido que el Baskonia deba jugarse mañana el ansiado billete para el Top 8 ante una de sus grandes bestias negras a lo largo de la historia y en una capital europea que no le trae precisamente gratos recuerdos. Lo normal cuando el maratoniano azulgrana visita los grandes santuarios continentales suele ser retornar a casa con las manos vacías, pero los partidos ante el CSKA en Moscú siempre han dejado un poso de amargura extra debido a la sensación de haber tenido que luchar contra molinos de viento y elementos ajenos a lo estrictamente deportivo.
El Kirolbet buscará cambiar el signo de la historia de sus fatídicos precedentes en Moscú con el fin de colarse una temporada más entre el selecto grupo de elegidos destinados a pelear por el reinado continental. No en vano, casi siempre ha salido malparado en sus 17 choques disputados en el viejo Universal Sports Hall o más recientemente el Megasport Arena. El contrapunto a la supremacía histórica del CSKA tan solo fueron aquellas lejanas victorias de 2002 -pese a viajar con ocho jugadores (Bennett, Foirest, Sconochini, Vidal, Nocioni, Scola, Oberto y Tomasevic), aquel TAU de Dusko Ivanovic se impuso por un diáfano 73-90- y 2005, esta última por cierto una de las más sabrosas y emotivas de la historia azulgrana en la Euroliga por tener lugar en la semifinal de la Final a Cuatro de ese mismo año (78-85).
Sin embargo, el CSKA acostumbra a convertirse en un obstáculo insalvable para el Baskonia cada vez que tiene a tiro algún objetivo grandilocuente. No solo un presupuesto astronómico susceptible de atraer hacia Moscú a las estrellas más rutilantes de la canasta figura detrás de la maldición de los vitorianos desde el bautismo de la Euroliga, sino también decisiones arbitrales difíciles de digerir a estos niveles de profesionalismo. Por si no fuera suficiente con la desbordante calidad de su plantilla año tras año, ya se sabe que el presidido por el millonario Andrei Vatutin es uno de los clubes más poderosos en los despachos, de ahí que a menudo juegue con red y reciba empujones arbitrales.
papaloukas da la nota La histórica rivalidad entre ambos contendientes arrancó allá por marzo de 2002 y, desde entonces, han proliferado los duelos de alto voltaje que casi siempre han caído del CSKA. Algunas veces con una contundencia desgarradora, pero otras también con una crueldad infinita para un Baskonia empeñado en rebelarse contra su inferioridad. Una de las derrotas más recordadas se produjo en marzo de 2004, privando al conjunto alavés de acudir a la Final Four de 2004 en Tel Aviv. Por entonces, el formato de la máxima competición era diferente al actual y solo el primer clasificado del Top 16 acudía directamente a la reunión más elitista del Viejo Continente.
El Baskonia necesitaba ganar por cuatro puntos en Moscú para hacer realidad su objetivo y, a falta de 50 segundos, acariciaba la gloria (77-82). En aquel momento, los árbitros hicieron la vista gorda con los contactos ilegales de la defensa del CSKA, que terminaría llevándose el gato al agua con un dos más uno de John Holden, dos tiros libres de Marcus Brown y una canasta final de Theo Papaloukas, cuyo deleznable gesto de cortarse el cuello con el dedo índice supuso la guinda para soliviantar los ánimos del baskonismo.
En Moscú también se vieron enterradas en el pasado las esperanzas azulgranas de acceder a otras tres ediciones de la Final Four, concretamente en el cruce de cuartos de los años 2010, 2013 y 2017. El equipo vitoriano siempre perdió los dos primeros asaltos de aquellas eliminatorias y sería ajusticiado en el Buesa Arena, en dos ocasiones en el cuarto partido y otra en el tercero después de que los colegiados también pasaran por alto una clara falta de Nikita Kurbanov sobre Shane Larkin en su intento de tres.
la falta regalada a hines En una de sus últimas visitas a la capital moscovita en 2017, exactamente el segundo encuentro del Top 8, el Baskonia también acabó con la terca sensación de haber sido víctima de una injusticia. Tras dejar escapar el primero (98-90) por culpa de una parálisis ofensiva en los dos minutos finales, saldados con un parcial de 10-0 para el CSKA, la tropa alavesa se propuso establecer el 1-1 en la serie. El partido resultó taquicárdico, pero una vez más la moneda salió cruz después de que una polémica falta de Laprovittola sobre Hines permitiera al poste americano a unas décimas de la conclusión sentenciar desde la personal (84-82).
Tras muchas intentonas fallidas, mañana puede llegar por fin la hora del desquite. Los más optimistas albergan motivos para cargarse de optimismo y ver la botella medio llena antes del salto inicial. El CSKA solo se juega el orgullo, el lunes demostró ser un conjunto vulnerable tras verse derrotado en casa por el Unics Kazan en la VTB League y tanto Shengelia como Garino ya se encuentran listos para acudir al rescate de un Baskonia que, esta vez sí, dispondrá de una profundidad de banquillo mucho mayor de la habitual con el fin de intentar vengar las dolorosas afrentas del pasado.
2004. El Baskonia perdió el tren hacia la Final a Cuatro de Tel Aviv tras una cruel derrota en Moscú (84-82). Cuando acariciaba su objetivo de ganar por cuatro puntos a falta de 50 segundos (77-82), varias decisiones arbitrales le privaron de su meta.
2008. Ambos equipos disputaron una de las semifinales de la ‘Final Four’ celebrada aquel año en Madrid y el triunfo correspondió al CSKA por un ajustado marcador (79-83).
2010. El gigante ruso fue un obstáculo insalvable en el cruce de cuartos. El Baskonia cayó por un global de 3-1 desaprovechando la oportunidad de acceder a la ‘Final Four’ de París. En Moscú perdió con claridad los dos partidos.
2013. El conjunto moscovita volvió a erigirse en el verdugo alavés en el ‘Top 8’ tras imponerse por el mismo marcador (3-1) y negar la opción de buscar la gloria en Londres. Los dos duedos de la capital rusa volvieron a resultar desalentadores.
2017. El Baskonia se quedó otra vez con la miel en los labios a la hora de disputar la reunión más elitista del Viejo Continente. De nuevo el CSKA prolongó sus pesadillas al endosarle un 3-0 en la eliminatoria de cuartos de final. Sin embargo, en Moscú debió ganar, al menos, un encuentro.