Vitoria - Para cerrar la primera vuelta de la ACB, nada mejor que un clásico apasionante que siempre concita un interés máximo. Si bien el partido de hoy no tiene excesivos alicientes a nivel clasificatorio, cada vez que se ven las caras dos colosos como Baskonia y Barcelona saltan chispas. Apenas un mes después de verse las caras en el Buesa Arena en el marco de la Euroliga en aquel choque de infausto recuerdo donde el canadiense Kevin Pangos exhibió su instinto asesino en el último cuarto, vitorianos y catalanes protagonizarán esta tarde una nueva batalla dentro del frente doméstico, que alcanza justo su ecuador para conocer la lista definitiva de participantes en la Copa del Rey prevista en febrero en el WiZink Center.
Tras el mayúsculo desgaste vivido para doblegar al Armani, a este admirable Kirolbet sobrado de raza, orgullo y espíritu competitivo se le acumulan los desafíos encima de la mesa. De momento, no exhibe síntomas de cansancio ni debilidad mental por competir con apenas ocho efectivos durante este último mes ciertamente infernal. La gran duda estriba en saber hasta cuándo aguantará la gasolina y si esta acumulación de esfuerzos pasará factura en el futuro cuando lleguen los momentos culminantes de la temporada. La vuelta de Patricio Garino constituye un alivio, aunque el argentino se halla falto de tono físico y puede que hoy -ayer fue dado de alta en sustitución de Penava- tampoco sea de una gran ayuda para minimizar la inferioridad numérica con respecto a un Barcelona herido que acaba de sufrir un serio revolcón.
Mientras el Baskonia ha salido reforzado de la reciente jornada de Euroliga, el gigante culé aterriza en Vitoria tras la dura cornada encajada en Tel Aviv en un partido nefasto donde llegó a ir perdiendo por una máxima de 38 puntos (78-40). De ahí que comparezca con las orejas tiesas y se le presuponga un ánimo redentor tras la reprimenda de Svetislav Pesic al vestuario. El técnico serbio acabó muy disgustado con el papel de todos sus jugadores, especialmente Chris Singleton, un ala-pívot arrebatado el pasado verano al Panathinaikos a golpe de talonario -percibe casi dos millones de euros limpios en la Ciudad Condal- que no consigue escapar de la mediocridad durante esta temporada.
Regresa Garino Casi nadie ha conseguido hasta la fecha destapar la vulnerabilidad blaugrana en la ACB. Los únicos despistes del Barcelona en esta primera vuelta tuvieron lugar en las salidas a Fuenlabrada y Málaga. Los restantes compromisos han sido saldados con victoria por un equipo que, a diferencia del Real Madrid, se está tomando muy en serio la posibilidad de conquistar el liderato de la fase regular con el fin de gozar de la ventaja de campo en todas las eliminatorias por el título. De ganar el Kirolbet, ahora a dos victorias de su rival de hoy, las esperanzas de seguir acechando el liderato se mantendrán intactas en esta carrera de fondo que terminará en mayo. Para la escuálida tropa alavesa, el examen de enfrentarse un día más a un rival mucho más largo y con un banquillo tan profundo supondrá una seria reválida.
El reciente duelo continental entre ambos equipos ya puso de relieve el poderío de la plantilla catalana. Antes de la aparición final de Pangos, dos de los tres cincos en manos de Pesic como Seraphin y Pustovyi -quien esta tarde no jugará, ya que Pesic ha cambiado al pívot por Blazic- hicieron daño a un Baskonia cuya inestabilidad en la pintura es evidente ante la falta de un escudero para el renacido Voigtmann. Donde no lleguen las fuerzas, ahí deberá aparecer el aliento del Buesa Arena, orgulloso de la entrega de un grupo que, lejos de venirse abajo ante la epidemia de desgracias, continúa empeñado en ser la china en el zapato de los más poderosos.