Para cerrar el año 2018, no podía aterrizar en el Buesa Arena un rival más morboso. El desembarco del Real Madrid en la cancha de Zurbano, que últimamente siempre coincide por estas fechas navideñas debido a los caprichos del calendario, siempre es sinónimo de partido grande dado el enorme tirón del vigente campeón de la Euroliga entre la afición del Baskonia.

La rivalidad entre vitorianos y merengues ha deparado en el pasado infinidad de capítulos conmovedores y el de hoy no será una excepción con el segundo puesto de la fase regular en juego. La velada carece de tintes dramáticos a la vista de que ambos equipos ya están clasificados para la Copa del Rey -el Kirolbet, de manera virtual-, pero será una buena ocasión para medir la temperatura de un anfitrión alavés en clara línea ascendente desde la llegada de Velimir Perasovic pese a su precariedad de efectivos.

Posiblemente no cabrá ni un alfiler en el Buesa Arena, que hoy rozará el primer lleno del curso con más de 15.000 fieles en el santuario azulgrana. Un marco incomparable para un encuentro plagado de alicientes y en el que ambos contendientes comparecen con un estado de ánimo desigual tras lo acontecido en la reciente jornada de Euroliga. Mientras el Baskonia rescató una victoria de oro en la periferia de Moscú ante el Khimki, el Real Madrid fue ajusticiado el viernes por Gigi Datome en la guarida del Fenerbahce encajando una dolorosa cornada. En cualquier caso, se trata de algo anecdótico que no condicionará el desarrollo del choque.

El escuálido equipo vitoriano, privado casi con total seguridad otra vez de Granger, chocará hoy contra la que todos los entendidos consideran la mejor plantilla de Europa. A diferencia del técnico croata, obligado a optimizar sus recursos, Pablo Laso dispone de una materia prima envidiable que le permite cada jornada dosificar esfuerzos.

No es fácil manejar un grupo con 16 jugadores de primer nivel ni conceder a estrellas del calibre de las blancas un protagonismo en ocasiones reducido, pero la gestión del vitoriano en ese sentido es impecable y sus éxitos se amontonan encima de la mesa. Pese a contar hoy con las sensibles bajas de Randolph, Carroll o Kuzmic, un simple vistazo a los nombres que integran la convocatoria del Real Madrid produce sudores fríos.

ante el ‘muro tavares’ La asignatura pendiente del Baskonia reside en dar respuesta a esta clase de ejércitos tan largos que con el paso de los minutos van minando poco a poco la resistencia alavesa. Ante el Barcelona quedó claro hace días que el actual roster azulgrana se antoja insuficiente ante determinados adversarios que pueden cocer a fuego lento los partidos sustentados en su interminable rotación. Ese es el caso de los culés o el propio Real Madrid, que se ha interpuesto recientemente en el sueño del Kirolbet de levantar un título ocho años después.

Tanto en la final liguera de la pasada temporada como de la Supercopa que sirvió para inaugurar este curso 2018-19, los merengues han sido superiores gracias, en parte, a la presencia de un espigado jugador que ha marcado la diferencia en la pintura: Walter Tavares. Los 221 centímetros del gigante caboverdiano no solo traumatizan a los interiores baskonistas sino a cualquiera. Su capacidad intimidatoria constituye uno de los grandes avales de un Real Madrid en el que Campazzo se ha convertido ya en algo más que una alternativa a un Llull muy lejos de su mejor nivel, Rudy vive una segunda juventud, Taylor ejerce como perro de presa del base rival o el elegante Thompkins vuelve a lucir su muñeca de seda.

Queda el consuelo de que en el Buesa Arena no se vestirán de corto Randolph, que sigue dado de baja en la ACB, ni Carroll, reservado esta vez debido a sus molestias en un glúteo. Ayón, cuya ficha ha sido activada por los blancos para esta jornada, ocupará la plaza de Kuzmic. Son los lujos que puede permitirse Laso gracias a un engranaje descomunal.

El Baskonia necesitará un día más la mejor versión posible a nivel colectivo para albergar opciones de tumbar a un coloso de esta magnitud. La confianza de Shields y Voigtmann va en aumento en las últimas jornadas y ambos pasarán hoy una exigente reválida. Con un grupo tan cogido con alfileres como el vitoriano, Perasovic no puede permitirse deserciones que hagan caer un edificio bastante inestable en este instante debido a la corta rotación.