98
91
Jarro de agua fría. Volvió a apostar de inicio por Vildoza con buenos réditos. Todo iba viento en popa hasta la lesión de Voigtmann que le obligó a improvisar con Timma como falso ‘cuatro’ ante los problemas de faltas de Shengelia. La endeblez interior fue un factor de peso que aprovechó el Real Madrid a partir del tercer cuarto. Con todo perdido, optó por quintetos de circunsta ncias.
Nadie dijo que sería fácil y era obvio que un gigante como Real Madrid no hincaría la rodilla así como así. El Baskonia regresa a Vitoria con el botín soñado, pero también un regusto amargo derivado del controvertido estado físico de una pieza capital en su engranaje. Más que la derrota encajada ayer en el WiZink Center que sirvió para nivelar la serie y alumbrar, como mínimo, la celebración de un cuarto partido, la peor noticia procedió del esguince de tobillo sufrido por Johannes Voigtmann que le convierte en seria duda para lo que resta de final. Ni que decir tiene que la posible pérdida del interior alemán ante un adversario tan profundo puede constituir un jarro de agua fría de cara a las aspiraciones azulgranas de conseguir la cuarta corona liguera de su historia. Cruzan los dedos Pedro Martínez y sus aficionados para que la lesión no pase a mayores y se quede en un susto.
Puede que el fatídico desenlace final hubiese sido idéntico con Voigtmann en cancha, pero su marcha a los vestuarios a 1.31 para el final del primer cuarto supuso un mazazo anímico para un Baskonia dominador y altanero hasta ese instante (22-32). En el momento más dulce, sobrevino un percance que dejó más famélico si cabe el puesto de cuatro. En su intento de capturar un rebote ofensivo, el gigante teutón pisó de manera fortuita a Doncic y su tobillo derecho se dobló por completo. Entre ostensibles gestos de dolor, se retiró a los vestuarios y quedó fuera de combate. Fue un golpe bajo para un Kirolbet que, desde ese instante, entró en una espiral muy negativa ante un anfitrión dispuesto a hurgar en la herida de su sangrante debilidad interior.
Pedro Martínez debió lidiar con el aciago día a nivel defensivo de Shengelia, improvisar con Timma como falso cuatro o, ya con la derrota consumada, recurrir a Malmanis en los minutos de la basura que solo sirvieron para el maquillaje azulgrana. El Real Madrid comenzó a cargar de forma despiadada el juego por dentro gracias al empuje del incombustible Reyes y Thompkins.
A medida que transcurrieron los minutos, la resistencia física del Baskonia decayó y un tercer cuarto para olvidar -saldado con un parcial de 31-13 para los merengues- enterró cualquier atisbo de dar el golpe de gracia definitivo a los de Laso. Sobró incluso el último cuarto para Pedro Martínez, que tomó la sensata determinación de retirar a todos sus pesos pesados de la cancha y alinear diversos quintetos de circunstancias para tratar de economizar esfuerzos de cara a la doble cita prevista en el Buesa Arena.
verbena defensiva Por lo demás, la segunda velada tuvo paralelismos con la primera en cuanto al delirante desquiciamiento blanco con el arbitraje o el vendaval triplista del Baskonia, encarnado en un pletórico Janning que volvió a ver el aro como una piscina. Antes de su desmoronamiento tras el intermedio, el equipo vitoriano jugó durante muchos minutos con los nervios y la ansiedad del campeón de la Euroliga, incapaz de encontrar fórmulas para embarrar un partido más propio de un All Star de la NBA. Solo con el viento a favor y un visitante con los brazos caídos pudo ser fiel a sí mismo y desplegar su juego habitual.
El Kirolbet terminó perdiéndole la cara a un partido disputado a ritmo de vértigo y con escasa presencia física de las defensas. Al martillo pilón de Janning, que hizo diana en sus seis triples, se sumó el buen equilibrio de Vildoza entre su vertiente pasadora y anotadora, el oficio paseado por Huertas en el segundo cuarto, la contundencia de Poirier bajo los tableros en el arranque o las buenas hechuras de Ilimane en la ofensiva. Por contra, Shengelia -muy endeble atrás y condicionado por sus faltas-, Timma y, sobre todo, Beaubois pasaron esta vez desapercibidos.
Tuvieron que ser los secundarios de lujo de Laso -con mención especial para Taylor, Thompkins o la visión de juego de Ayón- quienes sacaran las castañas del fuego en los peores momentos para los blancos. Tras el descanso, el dominio del Real Madrid se hizo más patente. El Baskonia no pudo mantener su primoroso acierto exterior, se estrelló contra los tentáculos de Tavares y comenzó a manar sangre ante la enorme batería de recursos en manos del técnico vitoriano. 1-1 y la eliminatoria se traslada al Buesa Arena, donde el aliento del sexto jugador deberá contrarrestar la superioridad de efectivos del Real Madrid.
Lesión clave. Con 22-32 a 1.31 para el final del primer cuarto, Voigtmann se lastimó su tobillo derecho al pisar a Doncic y Pedro Martínez perdió una rotación interior que el Real Madrid aprovechó para hurgar en la herida con el empuje de Reyes o Thompkins.
Caída tras el descanso. El Baskonia resistió el ritmo local hasta un fatídico tercer cuarto donde se estrelló ante los tentáculos de Tavares y sucumbió ante los interminables recursos en manos de Laso.
Partido de ‘All Star’. Los elevados guarismos ofensivos, especialmente a lo largo de la primera mitad, fueron impropios de una final.
Trató de revertir la diáfana superioridad merengue bajo los tableros. Grandes números, soluciones a nivel ofensivo y trabajo a destajo ante las ‘torres’ de Pablo Laso.