cleveland - Fue como retroceder en el tiempo un año. El mismo protagonista, Kevin Durant; la misma jugada, un triple; el mismo momento, a menos de un minuto del bocinazo final; y el mismo significado: los Warriors se quedan a una victoria de conquistar el anillo de la NBA. Cambiaron las circunstancias -el año pasado lo transformó en carrera y en la madrugada del jueves lo hizo con los dos pies perfectamente plantados, a más de ocho metros del aro- y el oponente -el pasado curso lanzó por encima de LeBron James, esta vez ante J.R. Smith-, pero en ambas finales fue la jugada que colocó el 3-0 ante unos Cleveland Cavaliers que acabaron sucumbiendo por 102-110 y quedan al borde del abismo.

Los anfitriones llegaron a mandar por trece puntos en el segundo cuarto, pero fue Durant, soberbio, el que sujetó a los suyos en los peores momentos, 58-52 al descanso, antes de que los de Steve Kerr volvieran a activar su mejor baloncesto en el tercer cuarto para hacerse con las riendas del partido. Con el MVP de las últimas finales absolutamente desatado -acabó con 43 puntos 13 rebotes y 7 asistencias- y maquillando la floja actuación de sus compañeros -ninguno, ni siquiera un Curry que acabó con 3 de 16 en tiros de campo, pasó de los 11 puntos-, Golden State estuvo más entonado en los momentos de la verdad, a los que LeBron James, de nuevo demasiado solo -33 puntos, 11 asistencias, 10 rebotes-, llegó totalmente ahogado. - J. L.