Podía haber sido mucho peor e incluso acabar en tremendo varapalo, pero el descanso ejerció de apagafuegos y Pedro Martínez pudo cortocircuitar en parte el magistral clínic defensivo que su colega Obradovic impartió en los dos primeros cuartos. El de Cacak sabía desde el comienzo lo que Baskonia no podía ni debía hacer, que era correr mucho, y ejecutó como siempre una tela de araña defensiva magistral que por momentos sacó a la escuadra vitoriana del partido. Una puesta en escena memorable que sometió a un Baskonia impotente e incapaz en los veinte primeros minutos de plantar cara al actual campeón de la Euroliga y, a tenor de lo visto ayer, uno de los claros favoritos a repetir en el trono junto a CSKA. Un repaso mayúsculo que, sin embargo, no tuvo la continuidad esperada por Obradovic tras el descanso, donde no le quedó más remedio que asistir en medio de sus habituales brotes de ira a la reacción baskonista.

Alguna tecla debió tocar en el tiempo de descanso Pedro Martínez porque en la reanudación sus pupilos ofrecieron otra cara bien distinta, al menos varios de ellos. Abrió entonces Baskonia más la cancha y con ello surgieron los espacios y las opciones de tiro que, al contrario que en la primera mitad, esta vez sí perforaban la red turca. Un cada vez menos bisoño Vildoza, ayer uno de los jugadores azulgranas más destacados sino el que más, se destacaba en este apartado con varias canastas de notable descaro y atrevimiento. También Beaubois y Shengelia ayudaban a a mantener el tipo, mientras que a otros colegas como Timma y Voightmann el primer partido de la serie se les hizo demasiado largo. De cara al duelo de mañana se espera mucho más de estos dos jugadores, especialmente del letón, firmado el pasado verano precisamente para marcar la diferencia en encuentros como el de ayer. Aguantó en definitiva Baskonia el vendaval turco e incluso llegó a ponerse 65 -58, pero el lastre de la primera parte siempre fue demasiado pesado y el basket-control de Fernerbahce en los instantes finales hizo imposible la machada. Deberá mostrarse mucho más intenso, colectivo y valiente el equipo mañana si pretende dar la campanada y regresar a Vitoria con la serie igualada. De lo contrario, un 2-0 abajo con este equipo y ese viejo zorro que es Zeljko al mando se antojaría una empresa muy difícil de enmendar.