Mayor dureza y Janning. El Baskonia dejó atrás su pájara del segundo cuarto, subió el listón de la intensidad tras el descanso y agradeció la providencial aparición de Janning para mantener a raya al MoraBanc. El estadounidense resultó decisivo con 11 puntos vitales que estiraron la magnífica racha en la ACB.

Marcador engañoso. El 88-75 definitivo no reflejó los enormes padecimientos de un Baskonia que arrancó a buen nivel, se sumergió en un callejón oscuro antes del intermedio y acabó por reconducir el rumbo en cuanto se activó atrás. La progresiva pérdida de oxígeno por parte visitante se tradujo en infinidad de recuperaciones que desembocaron en canasta fácil.

Cambio defensivo fundamental. Con 51-56 en el marcador, ordenó una defensa 1-3-1 que fue el principio del fin para el MoraBanc Andorra. Ante las variantes de la plantilla, no se le caen los anillos a la hora de que primeros espada como Beaubois y Shengelia pasen muchos minutos en el banquillo. En esta ocasión, elevó el protagonismo de Ilimane y puso de relieve que Malmanis ya no cuenta para los partidos complicados.

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vitoria - El Baskonia se mantiene como un rival inabordable en la ACB. El pujante Andorra le tuteó durante muchos minutos tras volver al partido con un parcial de 2-20 en el segundo cuarto, pero finalmente sofocó su intento de insurgencia con oficio y el veneno mortal de necesidad procedente de la fina muñeca de Janning. Con la elegancia que le caracteriza, el tirador estadounidense aparcó sus dudas ante el aro rival y descargó una lluvia torrencial en forma de triples que catapultó a los vitorianos hacia su décima victoria consecutiva en el torneo doméstico.

Como cabía esperar, vendió cara su piel un MoraBanc cada vez más consolidado y de trazos interesantes. De hecho, obligó al Baskonia a exprimirse al máximo y tirar de todos los recursos que maneja Pedro Martínez en el fondo de armario. La superioridad física y atlética azulgrana redujo paulatinamente el oxígeno a un visitante tiroteado desde la larga distancia a la hora de la verdad. Como solitaria nota negativa, la enfermería puede acoger en breve a un nuevo inquilino con la fortuita lesión padecida por el Pato Garino en el dedo anular de su mano derecha.

Un marcador final muy engañoso no reflejó los enormes padecimientos del Baskonia, que evitó males mayores encomendándose a su voraz inspiración triplista en los tramos calientes, un determinante cambio defensivo puesto en práctica por el preparador catalán -la zona 1-3-1 bien avanzado el tercer cuarto- y la estabilidad de secundarios muy enchufados como Vildoza o Ilimane. A raíz del empate a 58 establecido por el base argentino, que se complementó a la perfección con Huertas para dejar en un segundo plano la baja de Granger, el partido adquirió una diáfana tonalidad azulgrana gracias a una subida de los decibelios defensivos y plácidos contragolpes.

En lo que constituyó otro paso decisivo para asaltar la segunda posición al término de la fase regular, el Baskonia prolongó su cuento de hadas en una ACB donde ha extendido el terror y nadie acierta a toserle. Hasta en los días donde parece mostrar un punto menos de energía y frescura que el rival, la tropa alavesa acaba sacándose conejos de la chistera y sabe reconducir el rumbo. Al igual que sucedió con el GBC el pasado fin de semana, se vio contra las cuerdas tras encajar un parcial de 2-20 en el segundo cuarto. Después del inquietante 30-40 previo al intermedio, regresó la mejor versión que mantuvo a raya al MoraBanc.

blazic, sin sentimentalismos Ambos equipos rivalizaron al inicio en cuanto a desacierto y errores, pero la parálisis ofensiva de un visitante enemistado con la puntería pareció constituir un pasadizo hacia otro éxito exento de apuros. Durante el primer cuarto, tan solo Iverson y Jelinek perforaron el aro local con 6 y 4 puntos, respectivamente. El Baskonia amasó cómodas rentas hasta mediado el segundo cuarto, pero reincidió en los errores cometidos ante el Efes. Tras cada indecisión, sufrió las volcánicas oleadas del torbellino andorrano con Blazic como palomero.

Retornó Vildoza a la dirección por la baja de Granger y el equipo vitoriano agradeció nuevamente su desparpajo anotador. Sin embargo, el MoraBanc -tercer máximo anotador de la ACB- empezó a meter el miedo en el cuerpo al personal con su rigor y su resurrección en el plano anotador. Blazic -al que el Buesa Arena todavía no olvida y recibió toneladas de cariño en su vuelta- y Shurna entraron en erupción en cuanto el anfitrión bajó el ritmo, perdió los papeles y se sumergió en un callejón oscuro con incontables pérdidas que propiciaron sencillas canastas en su contra.

Porque para el olvido quedará la pájara azulgrana del segundo cuarto ante un cuadro del Principado por momentos desatado y que no perdió la fe hasta casi el bocinazo final. Como la mayoría de equipos de la ACB, poco pudo hacer en cuanto el Baskonia el listón de la intensidad defensiva, recuperó sus señas de identidad y encontró en Janning a un francotirador mortífero. Desapercibido hasta el cuarto final, el silencioso estadounidense abrió un socavón en la defensa andorrana con 11 puntos decisivos que ahorraron la incertidumbre respecto al ganador final.

Casi inédito ante el Efes, firmó una reivindicación notable en la jornada de ayer con una pletórica labor en todas las facetas. Intimidador y más incisivo ante el aro rival de lo que es normal.