vitoria - El Khimki visitará el próximo jueves el Buesa Arena con la moral por las nubes tras su plácido triunfo de ayer ante el Panathinaikos y, al mismo tiempo, con su arsenal al completo para desdicha de un Baskonia obligado a ganarlo ya casi todo en lo que resta de Euroliga si quiere colarse en el ansiado Top 8. Y es que uno de los fichajes estrella de los rusos de cara a esta temporada reapareció después de más de tres meses en el dique seco.
Giorgios Bartzokas, que ha vivido momentos de máxima tensión desde el arranque del ejercicio y coqueteado incluso con la destitución, volvió a incluir en la rotación a Thomas Robinson, un ala-pívot con cinco años de experiencia en la NBA que sufrió la fractura del escafoides de una mano en noviembre del año pasado. De 26 años y 2,08 metros, la pasada temporada militó en los devaluados Lakers. Antes de este percance, estaba promediando unos números notables (11,8 puntos, 7,8 rebotes y casi un tapón en menos de 20 minutos sobre la pista).
La vuelta de Robinson supone más madera al ya de por sí espectacular poderío físico del Khimki, uno de los equipos con más músculo y capacidad atlética de la Euroliga que vive de la magia del fino estilista Alexey Shved. El Baskonia estuvo a punto de amargarle la existencia en Moscú en el encuentro de ida (91-90), pero se le escurrió la victoria tras una letal aparición del escolta ruso en el último cuarto.
En la jornada de ayer, el conjunto afincado en la periferia de Moscú dio buena cuenta de un endeble Panathinaikos, al que igualó a catorce victorias en la clasificación, y se mantiene vivo en la pelea por la cuarta plaza que le proporcionaría la ventaja de campo en el cruce previo a la Final Four de Belgrado. En definitiva, un rival de cuidado que vuelve a estar en forma.