Vitoria - La Euroliga ha alcanzado su ecuador y uno de los objetivos marcados en rojo por la presidencia al inicio de la temporada se encuentra, de momento, en entredicho. El Baskonia mantiene vivas sus constantes vitales de cara a la pelea por el Top 8, pero siendo meritoria la reacción que ha protagonizado tras un aterrador arranque bajo la batuta de Pablo Prigioni su actual cadencia de victorias se antoja insuficiente si quiere inmiscuir su figura entre la flor y nata del baloncesto continental allá por abril del 2018.

Con un balance de siete victorias y ocho derrotas pero la sensación generalizada de que deberá subir varios enteros el listón de su juego y recuperar a piezas muy por debajo del nivel esperado, lo positivo para el conjunto vitoriano es que, de la mano de Pedro Martínez, no ha perdido excesivo contacto con el grupo cabecero, posee margen suficiente para reaccionar y también ha conseguido minimizar daños con un más que aseado balance en las últimas once jornadas. Viniendo de donde viene -ese 0-4 inicial con el argentino a los mandos sigue constituyendo una mochila muy pesada-, muchos hubiesen firmado hace varias semanas la posibilidad de afrontar la segunda vuelta de la competición en la actual tesitura.

A la hora de valorar su estado clasificatorio, se puede ver el vaso medio lleno o también medio vacío. Por un lado, algunos rivales directos que le preceden en la tabla como el Khimki o el Maccabi -ambos para más inri deberán visitar el Buesa Arena y el basket average es recuperable- emiten señales muy negativas. También se antoja complicado que el Zalgiris, la revelación hasta la fecha bajo el soberbio liderazgo de Sarunas Jasikevicius en el banquillo, no pierda algo de comba tras una primera vuelta muy por encima de sus expectativas reales.

En el otro lado de la balanza, la competencia por la séptima u octava plaza se ha incrementado notablemente. De esta manera, equipos que parecían desahuciados hace escasas fechas como el Unicaja o el Estrella Roja han sabido enderezar su trayectoria y el Baskonia ya siente su aliento en el cogote.

asignaturas pendientes La tropa azulgrana, sin embargo, haría bien en mirarse su propio ombligo y tratar de ajustar algunos aspectos de su juego que originan cierta preocupación en el entorno. Para empezar, la sangría de puntos que encaja en cada partido. Si bien cuenta con el atenuante de que juega a muchas posesiones y a un ritmo más alto que el de otros participantes, el Baskonia exhibe hasta ahora la defensa más vulnerable con casi 82 puntos en contra de media, una auténtica barbaridad que le obliga cada velada a disparar sus dígitos ofensivos en busca de la victoria. El retorno de dos especialistas en esta materia como Patricio Garino e Ilimane Diop debe ayudarle a endurecerse atrás y ser un bloque mucho más aguerrido.

También salta a la vista de todo el mundo que la dirección de juego no pasa por su momento más dulce con Granger y Huertas a años luz de su mejor nivel o que Voigtmann continúa completamente estancado como escudero de un pletórico Poirier en el puesto de cinco. El alemán, cuya lista de detractores crece a pasos agigantados paso del tiempo, está obligado a ponerse las pilas de una vez por todas porque la Euroliga penaliza a los equipos poco contundentes y físicos bajo los tableros.

De las quince jornadas pendientes, a favor del Baskonia juega el hecho de que ocho de ellas se jugarán en el Buesa Arena. El cuadro azulgrana necesitará llegar como sea con las opciones intactas a la recta final. Porque de las cinco últimas jornadas, cuatro se celebrarán en la cancha de Zurbano con el Zalgiris, el Brose Baskets, el Maccabi y el Anadolu Efes como visitantes.

Eso sí, el calendario será infernal a corto plazo con la salida a Estambul para dar la réplica al vigente campeón Fenerbahce, el aterrizaje en Vitoria del equipo más antipático posible y tradicionalmente una china en el zapato como el Olympiacos de Spanoulis o la posterior visita al Real Madrid, uno de los conjuntos más en forma de la actualidad pese a que su enfermería se encuentra actualmente a rebosar.

Si impera la lógica, el Baskonia necesitará como mínimo ocho victorias para acceder por segunda campaña consecutiva al Top 8. Cualquier otro resultado representaría una profunda decepción ante la importante inversión económica para conformar el proyecto, pero esta Euroliga tan pareja en la mayoría de sus contendientes no perdona a casi nadie. Hasta el más pintado pueda verse en una situación límite. Si no, que se lo pregunten al Barcelona o al Efes, las dos grandes decepciones de la primera vuelta.

Una mochila pesada. El 0-4 de la infausta ‘era Prigioni’ ha hecho mucho daño a un equipo que, sin embargo, ha sabido reaccionar con victorias de prestigio en Kaunas, Belgrado y Estambul.

Sangría defensiva. El Baskonia, que acostumbra a jugar a un alto ritmo, es el conjunto que más puntos ha encajado en esta primera vuelta de la competición con casi 82 de media. Es un punto a corregir de forma urgente.

Calendario más favorable. Al combinado alavés le quedan por jugar ocho partidos en casa y siete fuera. Tras ceder tres derrotas en el Buesa Arena ante Valencia, Fenerbahce y CSKA, no puede permitirse el lujo de nuevos tropiezos al amparo de su público.