Vitoria - El último partido del 2017 en el Buesa no podía deparar un choque más caliente ni propiciar el aterrizaje en Vitoria de un visitante más morboso. El todopoderoso CSKA, edificado una temporada más para ganar todos los títulos, amenaza la estabilidad de un Baskonia obligado hoy a exprimirse al máximo si quiere minimizar el enorme poderío ruso. La friolera de 89 puntos por comparecencia promedia el lustroso forastero, lo que le convierte de largo en el máximo anotador de la competición.

En una velada de cuchillos afilados donde el Buesa Arena vestirá sus mejores galas y presentará una de las mejores entradas ante el notable ritmo de venta de entradas, el conjunto vitoriano desafía a un rival teóricamente superior con el que, además, arrastra cuentas pendientes tras la dolorosa eliminación continental de la pasada temporada.

La maratoniana fase regular de la Euroliga alcanza hoy su ecuador y el Baskonia persigue una victoria de un valor incalculable que le permitiría colocar en positivo su balance de victorias-derrotas. Tras el aterrador 0-4 inicial que tiñó de sombras el futuro, afrontar la segunda vuelta con un 8-7 abriría de par en par las puertas del Top 8. Dado que muchos equipos comienzan a descolgarse en la parte baja, todo hace indicar que serán necesarios 15 ó 16 triunfos para hacer realidad este objetivo.

Eso sí, el desafío de esta noche es mayúsculo a todos los niveles en una noche tan solo para creyentes. Muy pocos conjuntos son capaces de batir hoy en día a un gigante moscovita armado hasta los dientes y tan plagado de estrellas, pero los discípulos adiestrados por Pedro Martínez se encomendarán al aliento de su sexto jugador para sellar una gesta de máxima dificultad.

Porque, tras la agonía vivida la semana pasada ante el Barcelona, aterriza el que para muchos puede considerarse el máximo candidato al reinado continental. El CSKA, colíder de la Euroliga y con tan solo tres derrotas en su casillero ante el Real Madrid, el Fenerbahce y el Olympiacos, irradia un aroma a equipo prácticamente indestructible con un presupuesto cercano a los 40 millones de euros y un puñado de jugadores capacitados para resolver cualquier partido a golpe de talento.

más efectivos La teoría dice que está uno o dos peldaños por encima, pero el Baskonia no renuncia a dar la sorpresa ya con nuevos soldados a las órdenes del preparador azulgrana. Patricio Garino se encuentra en condiciones de reaparecer tras seis semanas en el dique seco y brindar así oxígeno a una cuerda exterior necesitada de piernas frescas y aire en los pulmones con el fin de contener a los letales De Colo, Chacho Rodríguez, Higgins o Clyburn.

El griego Dimitris Itoudis dispone de un arsenal incomparable por fuera y puede incluso plantear quintetos presididos por la colosal envergadura de todos sus componentes, de ahí que la presencia del alero argentino será importante a la hora de nivelar la desventaja física. También tiene visos de regresar Ilimane Diop si la Euroliga da el visto bueno a la nueva férula que le han colocado para proteger el dedo operado en su mano izquierdo. En el lado negativo de la balanza, Vildoza causará baja debido a de una conjuntivitis.

El de esta noche también supondrá el pistoletazo de salida a un calendario frenético. Y es que al Baskonia le esperan cinco partidos en los próximos diez días ante rivales de la talla del Murcia, Real Madrid, Fenerbahce o Valencia Basket. Un desgaste sobrehumano entre ACB y Euroliga en plenas fiestas navideñas que, caso de responder positivamente el cuerpo, puede consolidar las opciones azulgranas en ambos torneos tras un trágico inicio de temporada.

La llegada del CSKA también tiene aroma a revancha. En la retina de los aficionados vitorianos todavía escuece lo sucedido en el cruce de cuartos de final de la pasada Euroliga. Los rusos apartaron al Baskonia de la Final a Cuatro de Estambul con un 3-0 que no reflejó la igualdad de una serie teñida de polémica por algunas decisiones arbitrales que sonrieron una vez más al ogro afincado en Moscú. Es lo que tiene el CSKA, un plantel de otra galaxia que también goza de un cierto proteccionismo en las altas esferas de la Euroliga cuando no es capaz de plasmar su superioridad sobre la cancha.