vitoria - La pasada semana sirvió para que el Baskonia deslumbrase al mundo del baloncesto con su versión más implacable. Después de los muchos problemas sufridos en el arranque del curso la llegada de Pedro Martínez al banquillo local del Buesa Arena ha servido para reconducir la situación y las cuatro contundentes victorias sumadas en apenas ocho días -varias antes rivales de campanillas y acompañadas de exhibiciones de juego- han presentado en sociedad al conjunto vitoriano transformado en un demoledor rodillo. El engranaje funciona a la perfección y se mueve en casi perfecta armonia pero, sin embargo, todavía cuenta con una pieza desencajada. Y, desgraciadamente, no se trata de una pequeña sino de la que estaba destinada a ser la piedra angular del proyecto de este curso.

Se trata, evidentemente, de Jordan McRae, que tampoco será de la partida pasado mañana jueves en el duelo de la novena jornada de la Euroliga ante el Estrella Roja después de haberse perdido el domingo la visita al Burgos en la ACB. El jugador estadounidense está sufriendo un auténtico calvario con los problemas físicos y esta situación lo ha convertido en estos momentos en la principal nota discordante de la escuadra de Zurbano.

Tras incorporarse al proyecto baskonista en verano como el gran fichaje de la temporada y completar la primera fase del trabajo estival sin contratiempo alguno, todo comenzó a torcerse el pasado 10 de septiembre. Entonces, en una acción fortuita del segundo encuentro amistoso de los de Pablo Prigioni, sintió un fuerte dolor en el hombro izquierdo que le hizo abandonar la pista a la carrera. Al intentar pelear un rebote ante los jugadores del Estudiantes, algo falló en su articulación. Las pruebas posteriores revelaron una subluxación y el pronóstico oficial determinó “un periodo aproximado de dos meses” de baja.

La apuesta por el tratamiento conservador y evitar el quirófano fue evidente y durante esas semanas McRae trabajó en solitario. Hasta que el 27 de octubre -algo antes de lo previsto y en el primer partido tras la destitución de Prigioni- regresó a las pistas. Pese a la evidente falta de ritmo, parecía comenzar a ver la luz al final del túnel. Sin embargo, la alegría duró poco y tras disputar únicamente dos encuentros (con 35 minutos de juego entre ambos), se ve obligado a parar por una sobrecarga en el mismo hombro dañado.

Este nuevo parón se prolonga durante siete días y el americano vive su segunda reaparición la pasada semana ante el Real Madrid en Euroliga. Deja algunos destellos de su innegable calidad y, dos días después, vuelve a la pista en Kaunas. Donde, desgraciadamente, le espera otro mazazo. En uno de los muchos contactos que se producen en la zona choca con Kavaliauskas y el cuerpo del lituano impacta con su hombro izquierdo, lo que le impide seguir jugando y le convierte en baja, de momento, el domingo en Burgos y este jueves en Belgrado.

sin plazos concretos Hasta el momento el club no ha ofrecido un parte médico definitivo, limitándose a informar de que el jugador quedaba “pendiente de evolución” pero lo cierto es que el escenario que se presenta no es demasiado halagüeño. Con dos recaídas ya a sus espaldas y el elevado nivel de contacto físico que exige el baloncesto, parece poco probable que el hombro de McRae esté ahora mismo en condiciones de aguantar toda la temporada. Al menos, para permitir al estadounidense ofrecer el nivel que se espera de él. Sobre la mesa está también la opción de pasar por el quirófano, lo que implicaría asumir una baja de varios meses de duración. Y, por último, otra opción que tampoco puede descartarse es que el estadounidense se convierta en una pieza a sacrificar en la recomposición que todavía tiene pendiente el equipo.

La reciente renovación de Matt Janning hasta el final del curso deja la línea exterior muy fortalizada mientras que el juego interior continúa mermado por la ausencia de un suplente de Shengelia, labor que ahora se está viendo obligado a desempeñar el canterano Malmanis. Si a eso se le añade que McRae ocupa una de las dos licencias de extracomunitarios que permite la ACB, no son pocos los condicionantes que le situarían en el centro de la diana. En cualquier caso, lo que parece seguro es que el principal argumento para que el club adopte una medida definitiva será la evolución de su lesión en el hombro y estas dos semanas con únicamente dos encuentros oficiales pueden marcar un punto de inflexión clave para ello.

La lesión. El pasado 10 de septiembre, en el segundo encuentro de pretemporada -disputado ante el Estudiantes-, McRae, que había completado sin problemaas todo el trabajo previo, abandona la pista antes de tiempo a la carrera con el hombro izquierdo colgando. Tras someterse a las pertinentes pruebas, el diagnóstico oficial es una “subluxación” que le mantendrá en el dique seco “un periodo aproximado de dos meses”.

El regreso. El estadounidense retorna a las pistas el 27 de octubre, en la cuarta jornada de la Euroliga disputada ante el Brose en Bamberg.

Primera recaída. Tras disputar 17 minutos ante el equipo alemán y 18 contra el Tecnyconta Zaragoza, se ve obligado a parar por una sobrecarga en la articulación dañada.

Segunda reaparición. Después de una semana al margen, McRae se reincorporó al grupo y jugó ante el Real Madrid y el Zalgiris. Pero en Kaunas recibe un golpe de Kavaliauskas en el hombro que le impide volver a jugar y regresa a la enfermería sin fecha prevista de regreso. De momento no jugó en Burgos y no lo hará tampoco en Belgrado.

Incertidumbre. Su futuro ahora mismo es una gran incógnita e incluso podría tener que pasar por el quirófano.