vitoria - Durante demasiado tiempo, el Baskonia se había convertido en un terreno yermo en el que resultaba prácticamente imposible recoger fruto alguno. La adversa climatología padecida desde que arrancó el curso había provocado estragos y amenazaba seriamente con echar al traste toda la cosecha azulgrana. Sin embargo, a lo largo de la pasada semana se han dejado ver los primeros y esperanzadores brotes verdes en la particular huerta de Pedro Martínez. El conjunto de Zurbano ha conseguido, por vez primera desde que arrancó la competición, dos victorias consecutivas y sumar un triunfo lejos del Buesa Arena. Datos sin duda significativos pero lo que lo son más todavía considerando que han llegado como consecuencia de una innegable mejoría en el juego desplegado.

Y ello ha sido posible, en gran medida, gracias a la aparición en escena de jugadores que hasta ahora permanecían desaparecidos y cuya aportación echaba enormemente de menos la escuadra de Zurbano. La multiplicación de los recursos convierte al equipo vitoriano en un grupo mucho más consistente y complica sobremanera la labor de los adversarios para contenerlo.

Varios nombres propios aparecen en esta lista de esperados refuerzos. El primero en dar un paso adelante fue Rodrigue Beaubois. Tras perderse toda la pretemporada por los problemas que arrastraba en la rodilla y estar ausente en varios de los primeros compromisos del equipo, su regreso a la pista supuso el reencuentro con la que, probablemente, es su mejor versión desde que fichó por el Baskonia. Su enorme clase le permite anotar puntos con relativa facilidad y la sangre fría de la que acostumbra a hacer gala le ha convertido en fundamental en las dos últimas victorias azulgranas, al protagonizar las acciones decisivas de ambas. Si su físico le permite gozar de la continuidad de la que careció el pasado curso, se antoja una pieza clave para el plantel de Pedro Martínez en lo que resta de campaña.

Otro del que se esperaba mucho y estaba enlazando decepción tras decepción era Janis Timma, que está atravesando un duro proceso de adaptación a una nueva competición. Sin acercarse todavía al nivel con el que por ejemplo deslumbró en el pasado Europeo, el letón ha ofrecido en sus últimas comparecencias un mejor rendimiento. Con el punto de mira más afinado desde el triple, parece haber iniciado una mejoría que tanto él como el equipo necesitaban como respirar.

El último en incorporarse a esta lista de resucitados es Johannes Voigtmann. El pívot alemán había caído al último puesto de la rotación interior azulgrana, perdiendo completamente la confianza en sus posibilidades. En cada acción transmitía dudas que le hacían caer en el error y se alejaba cada vez más del notable perfil que había ofrecido durante gran parte de la pasada campaña. Sin embargo, en la segunda parte del encuentro del pasado sábado ante el Unicaja se reencontró consigo mismo.

Tomando el control del rebote -fue incluido en el quinteto ideal de la jornada como máximo reboteador- como principal punto de apoyo, el poste germano se convirtió en el jugador azulgrana más consistente en esa importante cita y fue el autor -gracias a la genial asistencia de Beaubois, eso sí- de la canasta que sentenció la victoria sobre el Unicaja. Es verdad que se trata únicamente de un encuentro pero en su rendimiento ante la escuadra malagueña tiene Voigtmann el espejo perfecto en el que mirarse de cara a lo que resta de competición. Cuanto más sea capaz de acercarse a ese nivel, más posibilidades tendrá el Baskonia de continuar creciendo en su recuperación. Porque los dos últimos triunfos conseguidos no deben hacer perder la perspectiva de la situación real. La de un conjunto que se encuentra todavía a años luz de lo que puede ofrecer y que tiene por delante un enorme trabajo de recuperación. Aparecen brotes verdes en el horizonte, es verdad, pero de momento solo son eso, brotes.