Vitoria - El Baskonia se reencuentra mañana en Tel Aviv con parte de su glorioso pasado. Ha transcurrido mucho tiempo desde aquello, pero los aficionados azulgranas no olvidarán nunca la identidad del técnico que estaba sentado en el banquillo cuando hace prácticamente una década el equipo levantó su segunda ACB de la historia. Neven Spahija, que vive su segunda etapa al frente del Maccabi, lideró en su día una de las mejores temporadas de la entidad del Buesa.

En la memorable 2007-08 y bajo la dirección técnica de este gentleman croata, el extinto TAU Cerámica se proclamó campeón de la Supercopa, alcanzó la final de la Copa del Rey -el Joventut de unos imberbes Ricky Rubio y Rudy Fernández se interpuso en el camino hacia el título en Vitoria-, se hizo un hueco por cuarto año consecutivo en la Final a Cuatro de la Euroliga -el verdugo en semifinales en Madrid sería el todopoderoso CSKA de Ettore Messina- y puso el broche de oro con un inapelable 3-0 en la final liguera ante el Barcelona.

Semejantes éxitos, eso sí, no le sirvieron a Spahija para recibir el voto de confianza de Josean Querejeta a la hora de seguir pilotando la nave vitoriana. Meses antes de que concluyera aquel ejercicio, Josean Querejeta ya había concretado el retorno de Dusko Ivanovic. El presidente justificó el cambio por el hecho de que Spahija no había sido capaz de controlar un vestuario problemático que protagonizó sonados incidentes como la juerga nocturna en Bilbao que terminó a la vuelta en un accidente en la rotonda de Miraflores. Fue uno de los numerosos episodios turbulentos que acrecentó la desconfianza hacia un entrenador que encajó con señorío una decisión injusta para muchos.

Spahija ha decidido volver esta campaña al baloncesto continental con el fin de intentar reflotar a un histórico en horas bajas. Desde que conquistase la Euroliga en 2014 de la mano de David Blatt, el banquillo del Maccabi se ha convertido en una silla eléctrica. Hasta el retorno de este clásico de pasado exitoso en países como Croacia, Eslovenia, Lituania, Israel o España, seis técnicos han sido despedidos en este intervalo de tiempo por Simon Mizrahi.

La oferta amarilla ha sido lo suficientemente tentadora como para que Spahija haya puesto fin a su aventura como asistente en la NBA. Siguiendo los pasos de otros europeos que cruzaron el charco, el balcánico ha sido durante los tres últimos años una de las manos derechas de Mike Budenholzer en los Hawks de Atlanta. “Yo no tengo ego y quiero aprender. He hecho mucho en el mundo del baloncesto, pero cuando quieres ser parte de lo máximo, hay que dejar algunas cosas para poder dar este paso. Por encima de la NBA, no hay nada más. No tengo dificultad a la hora de moverme y tampoco es un problema que cobre menos dinero. Se trata de ser ayudante aquí y aprender”, explicó en su día Spahija sobre su novedosa experiencia americana.