vitoria - Un día después de que su arrebato de furia fuera portada de todos los medios de comunicación, Pablo Prigioni salió a la palestra para confirmar que su expulsión en el Fernando Martín fue claramente premeditada. A los pocos segundos de no ser sancionada una posible falta de O’Leary sobre Poirier, el técnico argentino se ganó dos técnicas consecutivas mediante un desproporcionado grado de ensañamiento en primera instancia hacia Óscar Perea y, a renglón seguido, Antonio Conde, dos de los colegiados de la contienda que asistieron impertérritos al desmán de un entrenador sumido en el desquiciamiento por la pésima imagen que estaba dando el Baskonia en el sur de Madrid. Después de que su ayudante Sergio Valdeolmillos diera la rueda de prensa posterior a la fatídica derrota ante el Fuenlabrada y antes de emprender hoy el viaje rumbo a Tel Aviv, Prigioni desveló lo que muchos ya intuyeron al comprobar una reacción fuera de lugar.
“¿Qué puedo decir? Llegué a un punto del partido en el que estaba frustrado por lo que estábamos haciendo en la pista. Me pareció que había que hacer algo porque el equipo no reaccionaba. Fue un poco forzado, pensé que si no reaccionan después de esto... No iba a quedarme con los brazos cruzados mirando cómo el equipo se caía. Fue premeditada porque te pueden pitar una técnica y ya te frenas. Pero yo no quería solo una, sino dos”, confirmó Prigioni, quien si bien pidió disculpas públicas por lo sucedido también trató de maquillar un comportamiento difícil de entender.
“Venía bastante controlado, pero hay veces que... He visto miles de entrenadores que la lían con un propósito. En mi caso, todo lo que hago intento que tenga un propósito. Había que hacer algo para que el equipo despertara. He visto hacerlo a grandísimos entrenadores. Yo, que no soy un gran técnico, me pareció que era el momento oportuno y lo hice. No se va a ver eso todo el tiempo. Los mejores entrenadores de Europa también le están comiendo la oreja a los árbitros los 40 minutos, así que nadie se ponga sensible por ello”, ahondó sobre su expulsión en el minuto 28 con 58-43 en el marcador.
reunión con la plantilla Después de encajar tres derrotas consecutivas a domicilio en Las Palmas, Creta y Fuenlabrada, con un Baskonia carente de personalidad y sumido en el desconcierto, Prigioni sacó el látigo mediante un discurso al que el público del Buesa Arena y los aficionados baskonistas ya están acostumbrados de épocas anteriores. Fue directo, claro y conciso a la hora de explicar las razones del delicado momento de un equipo que todavía carece de un estilo definido y en el que algunos jugadores -léase Timma- están perdidos. En este sentido, tampoco mostró una excesiva autocrítica y sí optó por lanzar varios dardos envenenados contra la, a su juicio, falta de lucha acreditada por sus pupilos.
“Estamos tocados por los tres últimos partidos y la manera que estamos compitiendo. Puedo aceptar que nos falte conjunción o muchas cosas, pero si uno juega con corazón y espíritu, si uno compite, todo es diferente. Se puede perder porque hay equipos que también juegan, llevan tiempo jugando juntos o están más rodados que el nuestro, pero debemos competir más. Mi esencia como jugador fue luchar, competir, jugar con mucho carácter y cojones. Entonces no me gusta comprobar que el equipo no muestra esas cosas. Nos podemos equivocar en la ejecución de una acción al inicio de la temporada, pero no me gusta un equipo que juega a remolque y que no lucha. Eso fue demasiado para mi paciencia. Eso sí, no es una cuestión de que no tengan actitud”, aclaró al final el de Río Tercero.
Técnico y jugadores mantuvieron ayer una reunión para buscar soluciones a una situación que puede agravarse más si cabe este jueves en Tel Aviv en caso de un nuevo traspié. Entre las lesiones en la cuerda exterior y el peligro de un rival con la autoestima elevada tras su contundente triunfo en Alemania en la primera jornada continental, un Baskonia frágil y sin alma se expone a sufrir otro rejonazo del Maccabi.
“El primer paso para reaccionar es jugar con corazón. Cuando vienes de perder tres encuentros, hay que sacar el orgullo y salir con muchísima concentración. Estamos pasando un momento difícil, pero eso se revierte rápido. Es cuestión de seguir peleando y que estas heridas cicatrices y nos hagan más fuertes. Nadie dijo que sería fácil, aunque no pensé tampoco que sería tan difícil. Por lo que vemos y en los análisis del staff, no estamos lejos de lo que queremos, pero pequeños detalles no los hacemos bien”, confesó Prigioni, para quien el problema del Baskonia es “más mental” que de juego y confiado en que “esa bronca la utilicemos para ir hacia arriba y convertirnos en un grupo serio y sólido”. “Hay veces que los equipos se construyen con golpes y nosotros los estamos recibiendo todos juntos ahora”, lamentó un técnico que no está viviendo un plácido inicio en los banquillos.