vitoria - Al Baskonia, previsor como pocos, se le abre un problema mayúsculo casi todos los veranos. Ese no es otro que los manidos cupos, ahora conocidos como jugadores de formación. Los realmente buenos habitan en la NBA y suelen estar fuera de su alcance. Los existentes por debajo de ese glamour apenas le interesan. Aunque en otras ligas como la turca las restricciones son si cabe más duras con la obligatoriedad de contar con seis nacionales, siempre constituye un quebradero de cabeza para Josean Querejeta y la dirección deportiva la elección de cuatro jugadores que, o bien su pasaporte refleje la nacionalidad española o, en su defecto, siendo extranjeros se hayan formado durante un periodo mínimo de tres años a nivel estatal.
Se trata de un mercado extremadamente difícil por varios motivos y prueba de ello es que los elegidos curso tras curso por el club no suelen ser unos primeros espada de la plantilla. Los precios están absolutamente disparados y la calidad de las opciones es discutible para que el equipo compita al más alto nivel, sobre todo en la Euroliga. Desde que jugadores en su día con esa vitola como Prigioni, Scola o Splitter perdieron sus derechos con la marcha a la NBA pasando a ser comunitarios, el problema se ha agudizado en las oficinas de Zurbano.
Los cuatro integrantes que permiten ahora mismo al Baskonia cumplir la legislación vigente son Toko Shengelia, Ilimane Diop, Rafa Luz y Tadas Sedekerskis. Pues bien, por diferentes razones solo el bisoño alero lituano tiene un hueco fijo en el proyecto de la próxima temporada pese a que su concurso ha sido testimonial en la actual temporada a las órdenes de Sito Alonso. El base hispano-brasileño acaba de lesionarse de gravedad y, pendiente de ser operado por Mikel Sánchez cuando rebaje la inflamación de su rodilla, prácticamente no volverá a las canchas hasta el 2018. Tiene contrato hasta junio de ese año y, en principio, se le esperará al tratarse de un jugador querido en el vestuario que ayuda a hacer grupo y se ha vaciado cada vez que ha dispuesto de oportunidades.
En el caso de los otros dos, hay diferentes matices que complican su posible permanencia en el Buesa Arena. Shengelia ya ha expuesto su deseo de probar fortuna otra vez en la NBA, donde protagonizó una primera etapa poco afortunada a caballo entre los Bulls y los Nets. Ahora se siente más preparado y maduro para codearse en la mejor liga del mundo. El hecho de que las franquicias estadounidensen vean ampliado el límite salarial a la hora de conformar sus plantillas va a redundar este verano en una casi segura desbandada de los jugadores más desequilibrantes que todavía resisten a este lado del Atlántico. El cuatro georgiano, que acaba contrato, se halla en la rampa de salida.
Por último, está el caso Diop, que según diversas fuentes también acaba contrato en junio. Los últimos veranos ha retirado en el último instante su nombre del draft, pero con 22 años recién cumplidos está ya ante la última oportunidad para salir escogido por alguna franquicia estadounidense y hacer así realidad un sueño que en su día también hizo público. Eso sí, las páginas especializadas no le colocan en una posición elevada, lo que puede aplazar el salto del senegalés. Si mantiene su progresión y fortalece su cuerpo, parece una cuestión de tiempo.