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Nuevo aviso a Bargnani. Por segunda jornada consecutiva, el italiano fue un elemento decorativo hasta bien entrado el tercer cuarto. Le precedieron en la rotación Voigtmann y un Ilimane que se gana los minutos con el sudor de la frente. El técnico azulgrana pudo dosificar por fin a sus elementos más saturados. De hecho, ningún jugador llegó a los 22 minutos en San Pablo.
Dos velocidades. La pista andaluza asistió a un simulacro de partido entre un Baskonia desbordante en cuanto a intensidad y un Real Betis entregado desde el salto inicial.
Fondo de armario. Sito Alonso encontró por fin respuestas en integrantes de la segunda unidad que estaban pasando desapercibidas. Por ende, el calvario fue si cabe mayor para un anfitrión fantasmagórico que se vio atropellado por un ciclón.
Defensa y ritmo. La tropa alavesa dio continuidad en Sevilla al excelente despliegue en labores de contención ante el Galatasaray. De esta forma, abortó cualquier conato de sorpresa y vivió por fin una matinal exenta de sobresaltos.
En esta ACB plagada de medianías que va perdiendo chorros de prestigio a pasos agigantados, sus asociados circulan a velocidades diametralmente opuestas. Los ricos ya son prácticamente inaccesibles y los pobres ni siquiera pueden conformarse con las migajas en un desequilibrio de fuerzas cada vez más evidente. Solo en muy contadas ocasiones, cuando el pez gordo racanea en el esfuerzo o comparece con visibles cicatrices en el cuerpo tras una sangrienta batalla en la Euroliga, emerge algún esporádico conato de rebelión. En medio de una temporada agotadora tanto en el plano físico como mental, el Baskonia encontró ayer en Sevilla un refugio de tranquilidad que le vendrá de perlas para engordar su autoestima.
El desértico San Pablo, desilusionado con la imparable deriva de un club que lleva años sin levantar cabeza, asistió ayer a un simulacro de partido entre un Baskonia convertido en una apisonadora y un Baloncesto Sevilla completamente entregado desde el salto inicial. Dos polos opuestos en cuanto a intensidad, ambición, fondo de armario y fortaleza física de cuyo choque salió reforzada la tropa de Sito Alonso y escaldada la abúlica formación local, diezmada por la lesión de su base Kenny Chery y la reciente marcha de su principal bastión interior (Luka Zoric). Zan Tabak, otrora dueño del banquillo azulgrana y descalificado en el último cuarto por los colegiados como guinda de su progresivo desquiciamiento, puede explicar ya a la perfección la sideral diferencia entre conducir un coche de alta gama y otro de baja cilindrada.
Y es que fue la vitoriana una máquina perfectamente engrasada para abrir un boquete gigantesco desde los albores del duelo e imponer un ritmo infernal ante el que el anfitrión sevillano careció de respuestas. Olió la sangre rápidamente y arrasó con todo un Baskonia que dio continuidad en tierras andaluzas a su solvente ejercicio defensivo del pasado viernes ante el Galatasaray. Entre virtudes propias y deméritos ajenos, la matinal duró un suspiro. Incluso se permitió Sito el lujo de refrescar a sus piezas más saturadas o mantener a su figura más mediática en el banquillo hasta bien entrado el tercer cuarto.
Precedido por segunda jornada consecutiva en la rotación interior por Voigtmann e Ilimane, Bargnani volvió a ser una figura decorativa. Únicamente hizo acto de presencia en los minutos de la basura en otro gesto sospechoso del técnico madrileño, empeñado en favorecer el crecimiento del alemán, premiar la entrega del senegalés y, posiblemente, también hacer ver a la estrella de porcelana italiana que los minutos llegan con esfuerzo y capacidad de sufrimiento. Virtudes que, de momento, brillan por su ausencia en un jugador con talento a raudales pero incapaz de sacrificarse a la hora de dotar de dureza y contundencia a la pintura.
sin levantar el pie El Baskonia acometió por la vía rápida (1-15) la defunción de su famélico rival, que tardó casi seis minutos en anotar su primera canasta en juego y asistió a un incesante martilleo azulgrana. Siete puntos consecutivos de Beaubois metieron el miedo en el cuerpo a un Real Betis fantasmagórico que se estrelló ante un molino de viento. En un San Pablo de uñas por la impotencia y escasa oposición de sus discípulos, se agigantó con el paso de los minutos un maratoniano alavés con sangre en los ojos y dispuesto a vivir una matinal exenta de sobresaltos tras los pesados esfuerzos continentales.
De principio a fin, la matinal andaluza se convirtió en un oasis de tranquilidad para un Baskonia repleto de buenas noticias. Se tomaron un respiro sus pesos pesados (Larkin o Hanga), aparecieron elementos de la segunda unidad necesitados de confianza y Shengelia -estelar en el segundo cuarto- acreditó que ya está de vuelta tras su enésima lesión. Por una vez en mucho tiempo, remaron todos en la misma dirección con el fin de que el grupo se diera un atracón en toda regla. Sumaron Luz, Budinger, Ilimane y Sedekerskis, por lo que el calvario resultó si cabe mayor para un anfitrión con incontables vías de agua y huérfano de orgullo. Lejos de dejarse llevar, la tropa vitoriana apretó a fondo el acelerador con una actitud e intensidad dignas de elogio. En espera de que el calendario depare curvas más exigentes, positivo es constatar la amplitud de recursos que ofrece esta plantilla.
Un torbellino ofensivo desde su entrada a cancha que hurgó en la herida del Baloncesto Sevilla. Buenos minutos para ir recuperando el tono físico tras su enésima lesión.