Vitoria - El Baskonia fue indultado la semana pasada por dos rivales amables como el Brose Baskets y el Zaragoza, pero anidaba la sensación en el entorno de que a la primera que emergiera un rival poderoso el castillo de naipes podía desmoronarse por completo. Y tristemente eso fue lo que ocurrió en la cancha del vigente campeón de Europa. Esta vez no emergió la épica salvadora ni tampoco ramalazos de orgullo para enmascarar la falta de defensa.

Aunque todo el mundo estaba en alerta acerca de lo que podía suceder en el Megasport Arena si mostraba la candidez defensiva de los últimos encuentros y hubo cuatro días para preparar la velada, la respuesta azulgrana fue decepcionante. El Baskonia no aprendió la lección y la consecuencia sangrante de su ternura fue un correctivo inapelable de los que escuecen de lo lindo en la planta noble del Buesa Arena. La derrota formaba parte del guión, no así la fantasmagórica actuación de un equipo que encajó 112 puntos, 95 de ellos a partir del segundo cuarto.

Porque apenas diez minutos duró la ilusión de tumbar al CSKA, que afortunadamente no pudo contar ayer con su estrella De Colo. La ausencia del galo agigantó el protagonismo de Teodosic, un tormento que firmó 34 puntos y 10 rebotes. Coincidiendo con la entrada de varios suplentes en cancha en el segundo cuarto y el inicio del recital a cargo del serbio, autor de una de las exhibiciones más apabullantes que se recuerdan en el baloncesto europeo en los últimos tiempos, comenzó una pesadilla de treinta minutos en los que el Baskonia no dejó de manar sangre.

Afloraron entonces los defectos atisbados ante rivales de medio pelo, solo que esta vez Teodosic se dedicó a hurgar en la herida de una forma cruel con canastas y pases de fantasía ante un forastero apocado, tristón y sin alma. Como si fuera el clásico abusón del patio de colegio y enfrente tuviera a un grupo de niños, el barbudo timonel balcánico hizo lo que quiso hasta que el CSKA alcanzó la centena de puntos e Itoudis le retiró a falta de 4.40 para la conclusión en una especia de gesto de caridad hacia la tropa alavesa.

De tocar el cielo en diez minutos iniciales rebosantes de buen juego y acierto exterior -Larkin llevó la voz cantante con tres triples- a descender paulatinamente a los infiernos con una ternura difícil de entender. El Baskonia fue un juguete roto en manos de los rusos, capaces de anotar 32 puntos en el segundo cuarto, 34 en el tercero y 29 en el último. Hasta fraguarse una de esas derrotas que levantan ampollas en la cúpula por la falta de competitividad.

Fue el vitoriano un bloque tiroteado desde todos los frentes e incapaz de tender trampas a la hora de evitar el lucimiento de un jugador que abusó de todos sus defensores como si estuviese en el jardín de su casa. Larkin, Hanga o Blazic pasaron por la guillotina en el marcaje a Teodosic, pero hubo más factores que explicaron el naufragio. Shengelia fue de los pocos que se salvó de la quema en su reaparición, lo que deja en mal lugar a otras piezas del plantel. Bargnani, el hombre llamado a dar un salto de calidad, cuajó otro partido desastroso. Tampoco acudieron al rescate Blazic o Hanga con su dureza defensiva. Voigtmann sufrió horrores ante la enorme complexión física de los jugadores de Itoudis, Tillie evidenció su nula pegada, Budinger cayó lesionado a las primeras de cambio, Beaubois y Larkin fueron engullidos por la defensa local... Y suplentes muy suplentes como Luz, Sedekerkis o Diop no están para estas batallas.