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No logra recuperar el ritmo. Pese a la victoria conquistada en la prórroga, el Baskonia volvió a mostrar ayer los mismos graves problemas de sus últimas comparecencias. Entra en los encuentros en un nivel de tensión muy bajo y hay varios jugadores fuera por completo del engranaje. El técnico todavía no ha conseguido revertir esta situación aunque, al menos, sacó el duelo adelante.
De nuevo al ralentí. El Baskonia parece haberse sumido en una peligrosa caída de tensión que le lleva a afrontar cada compromiso al ralentí. Una excesiva tranquilidad que permite a sus adversarios hacerse con el control de los encuentros e ir creciendo en confianza y acierto. Todo ello deriva en que el plantel de Sito Alonso se esté viendo abocado en sus últimas citas a situaciones límites como la de ayer.
Sin rival en la prórroga. Después de haber rozado con la yema de los dedos la sorpresa en el Buesa Arena, el Zaragoza entró en la prórroga final completamente desfondado tanto desde el punto de vista físico como anímico.
vitoria - Regresaba el Baskonia a la ACB después de haber ofrecido a lo largo de la semana en la Euroliga una imagen muy por debajo de lo admisible en los compromisos ante el Armani Milán y el Brose alemán, saldados con una derrota sin paliativos y un triunfo sobre la bocina respectivamente. Se esperaba, por lo tanto, que el propósito de enmienda público y privado del combinado azulgrana tras estas citas surtiera el efecto deseado y el Tecnyconta Zaragoza se convirtiera en la víctima propiciatoria del renacer azulgrana. Un rival con solo tres victorias en su casillero y el Buesa Arena como escenario del choque se antojaba el guion ideal para una tarde de tranquilidad y disfrute. Ese era el plan cuando, a las seis de la tarde, arrancó el duelo pero fueron necesarios apenas unos minutos para que todas estas previsiones saltaran por los aires.
Y es que desde el arranque quedó claro que la escuadra de Zurbano mantenía los mismos déficits que le han hecho sufrir durante las últimas semanas. Ni un leve atisbo de reacción a los muchos problemas que está presentando y que le sitúan en situaciones límite prácticamente partido tras partido. Como consecuencia de ello, el Tecnyconta apenas debió esforzarse para tomar la iniciativa del duelo y llevarlo a su terreno. Con Jelovac y Holt como principales estiletes y la ayuda que le concedía el Baskonia permitiendo que dominase el rebote ofensivo, el cuadro aragonés llevó el ritmo a su terreno y alcanzó el final del primer cuarto con una cómoda renta (18-25).
Con el inicio del segundo parcial, el despertador comenzó a sonar levemente para un combinado local que hasta entonces había permanecido completamente adormilado y, aún estando todavía muy lejos de su mejor perfil, enlazó varios minutos de juego aceptable. Aunque los problemas defensivos continuaban siendo evidentes, al menos el mayor acierto ante la canasta contraria permitió a los de Sito Alonso darle la vuelta al marcador y alcanzar el descanso por delante (45-42).
Parecía el escenario ideal para que, a la vuelta de los vestuarios, los vitorianos se quitaran de encima definitivamente los fantasmas y apretasen el acelerador a fondo para, por fin, disfrutar de encuentro plácido. Pero nada más lejos de la realidad. En lugar de activarse, el equipo volvió a situarse en el modo stand by para permitir otra vez que el Zaragoza tomase las riendas del choque. Jelovac bombardeando con cada balón que caía en sus manos y Benzing aprovechando unos minutos de total ausencia de Hanga para castigar el aro alavés lideraron el asalto de un cuadro aragonés que comenzó a creer seriamente en la posibilidad del milagro en el Buesa.
El Baskonia, por su parte, dejaba pasar los minutos como si la cosa no fuese con él. Incapaz de producir un cambio de tendencia y limitándose, en el mejor de los casos, a mantener un intercambio de canastas que no le conducía a ningún destino positivo. Así dio inicio el cuarto definitivo con cinco puntos de renta para el Zaragoza (62-67) y la certeza ya absoluta en la grada de que resultaba inevitable otra tarde de sufrimiento. Una sensación que fue a más todavía cuando a falta de 7.34 para el final Fotu volvió a establecer la máxima diferencia para el Zaragoza firmando el 66-75 provisional y, en el siguiente ataque foráneo, Bargnani cometió una falta antideportiva.
Los de Andreu Casadevall, sin embargo, no sacaron rédito alguno de esta acción y, a renglón seguido, apareció en escena un actor inesperado. Un desacertado hasta entonces Beaubois encadenó tres triples en apenas cuarenta segundos para llevar las tablas al marcador (77-77) a falta de poco más de cinco minutos para el final. A partir de ahí el choque se subió a un columpio que a puntos estuvo de tirar al Baskonia cuando un triple de Jelovac a falta de un minuto (83-86) provocó el caos en el equipo local. Obcecado en buscar la respuesta inmediata Hanga y Beaubois fallaron sendos lanzamientos de 6.75 para dar paso a una falta de Tillie sobre el balcánico, que solo anotó uno de los dos tiros libres (83-87 a 30 segundos). Larkin convirtió una bandeja rápida y en el saque de banda posterior Hanga le robó la cartera a Benzing para recuperar la posesión y disfrutar de los últimos 19 segundos. Tras estar a punto de perder la pelota un par de veces, Larkin asumió la responsabilidad, forzó la acción individual y le sacó la falta a Bellas. No le tembló la mano para convertir los dos tiros libres y restablecer el empate con 2.4 segundos por jugarse. Ni siquiera pudo tirar el Zaragoza en ese tiempo y la prórroga apareció como el mal menor para el Baskonia.
Un tiempo suplementario que, con un parcial 6-0 de entrada, prontó quedó claro que iba a ser la salvación de los Sito Alonso. Con un rival fundido y los azulgranas por fin liberados, estos cinco minutos fueron un monólogo absoluto. Un colofón engañoso para un partido en el que el conjunto vitoriano mostró muchas más sombras que luces.
Aunque no fue el más completo del partido, sí fue determinante con sus tres triples consecutivos en el último cuarto y los puntos que aportó en la prórroga posterior.