vitoria - La lupa de los aficionados azulgranas estará depositada esta noche sobre él. Apenas unos meses después de cerrar un irregular ciclo de cuatro temporadas en el Baskonia, donde nunca llegó a asentarse como ese killer mortífero que necesitaba el club alavés para codearse con los grandes, Fabien Causeur regresa al Buesa Arena enfundado con la camiseta del tirano alemán de los últimos tiempos.

El fino escolta francés tiene por delante un mayúsculo reto como nuevo integrante del Brose Baskets y ese no es otro que hacer olvidar la figura de uno de los jugadores más cotizados del pasado mercado estival a este lado del Atlántico. De su rendimiento a lo largo de los dos próximos años dependerá que la sombra del estadounidense Bradley Wanamaker, el puñal que durante los dos cursos anteriores marcó la diferencia en el perímetro para los de Andrea Trinchieri y al que una millonaria oferta del Darussafaka turco empujó a emprender un nuevo desafío en su carrera, no sea demasiado alargada.

Convertido en uno de los principales referentes del perímetro teutón junto al experimentado griego Nikos Zisis y el letón Janis Strelnieks, Causeur trata de adaptarse a marchas forzadas al juego moderno, dinámico y de elevadas revoluciones que pregona una de las sensaciones de la pasada Euroliga. De hecho, el Brose Baskets estuvo a punto de dar la campanada en el Top 16 en el bautizado como grupo de la muerte -allí coincidió con el Baskonia- y avanzar hacia los cuartos de final. Fue otro paso más hacia la consolidación en la élite de un modesto club que ha conquistado seis de las últimas siete ediciones de la Bundesliga alemana.

Apreciados sus números, anida la sensación de que Causeur no ha podido todavía entrar en combustión a la hora de profanar el aro rival, una especialidad que mostró con cuentagotas en Vitoria tras erigirse con anterioridad en el MVP de la liga gala con el Cholet. Mientras en la BBL exhibe números aceptables (10,2 puntos y 3,2 rebotes), el papel del estilista galo en un torneo de caza mayor como la Euroliga está siendo más bien discreto. En siete partidos, apenas acredita 8 puntos con un porcentaje raquítico desde la línea de 6,75 metros. Solo ha convertido cuatro de sus dieciocho triples, lo que equivale a poco más de un 20% de acierto.

Casualidades del destino, su actuación más destacada tuvo lugar ante otro equipo ACB como el Barcelona, pero los 19 puntos que convirtió esa velada no le sirvieron al Brose para conquistar el Palau Blaugrana. En las restantes comparecencias continentales ha mostrado un punto de mira desviado y ha adolecido de mordiente en la ofensiva.

Los lazos entre Causeur y el Baskonia no están completamente rotos tras cuatro años de matrimonio. Y es que la entidad alavesa conserva todavía los derechos en la ACB sobre el dos nacido en Brest. Es decir, llegado el hipotético caso de que cualquier club español pujara por el jugador cuando acabe su aventura en Alemania Josean Querejeta podría exigir una compensación económica por sus servicios.

En declaraciones a la web del Baskonia, el galo admitió que el de hoy no es un partido cualquiera. “Tengo ganas de ver a todo el mundo y de volver a jugar aquí. El Baskonia es como mi casa. Ellos están jugando muy bien y cuentan con un equipazo. Imagino que me van a recibir bien. Será raro jugar en el otro banquillo. Me embargará la emoción, pero trataré de guardar esos sentimientos dentro porque, en caso contrario, no podré concentrarme”, desveló Causeur, satisfecho igualmente por haber dejado atrás sus problemas de espalda que condicionaron su rendimiento durante varios meses del pasado ejercicio.

“Estoy contento de estar al cien por cien cada partido. Hemos empezado bien la liga alemana, pero en la Euroliga lo tenemos más difícil con cinco derrotas. Cuatro de ellas han sido por dos o por un punto. Estamos compitiendo cada jornada y es difícil sobrellevar la situación en el aspecto mental. Nos falta dar un paso adelante para empezar a ganar. No rematamos los partidos en los últimos minutos y fallamos cosas que no deberíamos”, analizó.