Vitoria - Cuando, en el verano de 2014, el Baskonia confirmó el fichaje de Tornike Shengelia, la noticia rápidamente generó una ola de ilusión. Se convirtió en la gran esperanza blanca de la escuadra de Zurbano. La piedra angular sobre la que comenzar a edificar un nuevo e ilusionante proyecto y repetir exitosos casos precedentes en los que jóvenes con enorme talento y proyección entregaron grandes temporadas en el Buesa Arena antes de aprovechar el trampolín alavés para recalar en destinos más rentables económicamente.
En su caso, además, ya contaba con la experiencia de haber estado enrolado en la NBA pese a no haber cumplido los 23 años. Es cierto que su paso por la competición estadounidense no había sido precisamente exitosa pero también lo es que, casi desde que era un niño, había sido seguido con lupa por los mejores clubes de uno y otro lado del Atlántico esperando su explosión definitiva como jugador, que prácticamente nadie dudaba que se produciría.
Así pues, en un Baskonia que comenzaba a dar síntomas de cierto declive deportivo y económico, su fichaje se convirtió en la gran apuesta para tratar de detener la caída. Sin embargo, su definitiva llegada a Vitoria se vio ensombrecida por unos inesperados nubarrones negros. Y es que mientras disputaba sus últimos compromisos internacionales con la selección de Georgia antes de ponerse a disposición de Marco Crespi sufrió un esguince aparentemente sin demasiada trascendencia.
El paso de las horas, sin embargo, hizo que el diagnóstico empeorase significativamente y el resultado definitivo fue que Toko debió permanecer varias semanas de baja viendo cortada de manera importante su puesta a punto. Esos problemas iniciales más otros extradeportivos -estuvo varios partidos sancionado como consecuencia de su combate de boxeo en Miribilla en el mes de marzo- se convirtieron en una pesada mochila que el ala-pívot tuvo que llevar a cuestas durante todo el ejercicio. Una carga que le pesó demasiado y que le llevó a mostrar su talento sobre la pista únicamente con cuentagotas.
Tras esa primera experiencia, se esperaba que la pasada campaña, ya con más tranquilidad y la adaptación al nuevo destino completada, permitiera disfrutar de la mejor versión del georgiano. Pero, desgraciadamente, la irregularidad volvió a ser la principal seña de identidad. De nuevo los problemas físicos volvieron a hacer acto de presencia en momentos importantes y el jugador no fue capaz de mantener una línea constante de buen tono.
Lo que sí había quedado claro a lo largo de estas dos temporadas precedentes era el enorme potencial de un Shengelia al que difícilmente puede parar nadie cuando se encuentra en plenitud. Aunque de manera esporádica, el azulgrana ofreció actuaciones brillantes con las que se ganó el mantenimiento de la confianza en sus posibilidades. Y, por fin, este curso parece haber llegado la ansiada confirmación de Toko.
Dice el refrán que a la tercera va la vencida y ese puede ser el caso del jugador georgiano que en el casi mes de competición que se ha consumido ya está viviendo sus mejores momentos como baskonista. No hay que echar demasiado la vista atrás para encontrar el ejemplo más reciente. Porque el ala-pívot fue, sin duda, el azulgrana más destacado el pasado domingo en el encuentro ante el Morabanc Andorra. Pero ni mucho menos se trata de un hecho aislado. Porque dos días antes, en el estreno en la Euroliga frente al Efes de Perasovic, también brilló con luz propio y contribuyó de manera decisiva a que la victoria se quedara en el Buesa Arena.
Y no se trata únicamente de sensaciones. Los números, siempre más fríos que las percepciones subjetivas, también lo ratifican de manera concluyente. De esta manera, Shengelia se encuentra entre los mejores tanto en la Liga ACB como en el torneo continental. En el campeonato doméstico promedia 15.5 puntos, 6.5 rebotes y 2.3 asistencias para un total de 17 de valoración en únicamente 26 minutos en pista, lo que le sitúa como el undécimo mejor valorado de toda la Liga. En Europa, por su parte, también brilla con 16 puntos y 9 rebotes para 22 valoración que le sitúan igualmente como 11º más destacado. Unas cifras estelares. El reto, mantenerlas durante todo el curso.