vitoria - El último obstáculo del Baskonia hacia la Final a Cuatro de Berlín se llama Panathinaikos y es uno de los transatlánticos más laureados de la Euroliga. El club del trébol ha perdido pujanza económica y carece en la actualidad de una plantilla tan opulenta como la que le permitió tiranizar el baloncesto continental durante la primera década del 2000, en la que sumó cinco de sus seis Euroligas. Ahora trata de reverdecer viejos laureles con un bloque que mezcla jugadores griegos, serbios y estadounidenses, todos ellos dirigidos por un sargento de hierro como Sasha Djordjevic. Empezó la temporada al ralentí y emitiendo malas sensaciones, pero con el paso de los meses -más algún refuerzo de campanillas como Elliot Williams- se ha postulado como un sólido candidato a la magna cita germana que se celebrará del 13 al 15 de mayo.

Si hay alguien que puede ejercer de espía para Perasovic al haber sufrido en sus carnes el poderío ateniense en el Top 16 es el secretario técnico del Unicaja, derrotado por el inminente rival azulgrana tanto en el OAKA (68-66) como en el Martín Carpena (58-76). Carlos Jiménez, uno de los hombres fuertes de los andaluces en materia de fichajes, ha desgranado para DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA los poderes de un rival que básicamente fía su suerte al control del tempo del partido por parte de sus cerebrales bases -tanto el repatriado Nick Calathes como el incombustible Dimitris Diamantidis-, el instinto asesino del recién llegado Elliot Williams en el perímetro y el poderío interior del voluminoso Miroslav Raduljica, uno de los contados pívots que hace daño de espaldas al aro pero con un carácter demasiado díscolo que le juega a menudo malas pasadas.

“A priori, es de las eliminatorias más igualadas dentro del Top 8. El Baskonia se ha mostrado bastante más regular que el Panathinaikos en la segunda fase. Nosotros nos los encontramos en un momento bastante delicado en cuanto a sensaciones y dinámica en el primer partido del Top 16. Estuvimos a punto de ganarles en Atenas y luego con más rotaciones y nuevos fichajes se mostraron mucho más sólidos en Málaga. El desgaste físico de los dos primeros duelos marcará el signo de la eliminatoria”, advierte de entrada.

El exinternacional madrileño enfatiza que el griego es un conjunto muy disciplinado, correoso atrás -ostenta la segunda mejor defensa de la competición y apenas encaja poco más de 72,38 puntos de media- y ordenado tácticamente al que le gusta practicar un baloncesto control y que, en ocasiones, estira al máximo las posesiones. Esa versión cerebral contrasta, por ejemplo, con el juego directo y de elevadas revoluciones que pone en práctica un Baskonia mediatizado por la peculiar personalidad de sus potros salvajes en la dirección. “El Panathinaikos depende básicamente de sus bases y del ritmo que consiguen imprimir Calathes y Diamantidis. La eliminatoria será una lucha de estilos, ya que al Baskonia le gustan los marcadores altos con un juego más dinámico y los helenos prefieren ataques más largos para encontrar otro tipo de acciones”, revela.

Hacia el veterano timonel griego, que en breve cumplirá 36 primaveras y ya ha anunciado su retirada al final de esta temporada, no hay más que palabras de elogio. “Los años no pasan en balde ni siquiera para él, pero sigue siendo un jugador importante a nivel de presencia. Ya no está tanto tiempo sobre la pista, aunque sus minutos son de calidad. Además, es una referencia moral para el grupo. Cuando jugamos allí el primer partido, fue el que insufló energía al resto. No estaban con buenas sensaciones e iban al tran tran, pero apareció en un momento clave para darle una vuelta a aquello. Disputa más minutos Calathes, pero lo que aporta Dimistris es casi siempre impagable”, advierte Jiménez, que no se olvida tampoco de Marquez Haynes, “un uno-dos que aporta más alternativas” al metódico juego diseñado por Djordjevic en la pizarra.

Tras comprobar que el perímetro era una de la zonas más endebles del Panathinaikos, sus rectores quisieron dar un nuevo impulso a las aspiraciones del equipo con la reciente apuesta por Elliot Williams, que aterrizó en el OAKA junto al citado Haynes y Vince Carter entre la séptima y octava jornada del Top 16. El combo estadounidense, huérfano de minutos en los Grizzlies, ha dotado de mayor mordiente a una línea exterior helena donde James Feldeine, ex del Fuenlabrada, era una pieza insuficiente para poner en peligro por sí solo los sistemas defensivos del oponente de turno. “Su incorporación ha sido muy acertada, les ha dado un plus de amenaza exterior y han pegado un salto de calidad grande. Les faltaba algo de lanzamiento para complementar a sus referencias interiores. Calathes y Diamantidis son tiradores, pero más de final de posesión. También disponen de gente de corte balcánico como los secundarios Pavlovic y Jankovic”, desmenuza.

Si algo tiene desde luego el Panathinaikos es amplitud de plantilla y recursos para ir desgastando progresivamente al Baskonia, que entre lesiones y falta de confianza por parte de Perasovic hacia algunos elementos de la segunda fila no maneja un grupo tan amplio como el de los griegos. A juicio de quien fuera histórico alero del Estudiantes, “al Baskonia podría pasarle factura en algún momento los pocos jugadores que están participando a lo largo de la temporada. Serán encuentros de mucha tensión en poco tiempo y la teórica obligación de ganar los dos primeros partidos de casa puede incrementar la presión”, avisa.

El corpulento hombre que mete el miedo a los seguidores azulgranas en la pintura del gigante heleno y puede protagonizar un duelo memorable con Bourousis es Raduljica, un interior llegado esta campaña a Atenas tras estar a caballo la anterior entre el baloncesto chino y los Timberwolves de la NBA. Apuesta personal de Djordjevic, perfecto conocedor de sus virtudes y también de sus defectos al dirigirle en la selección serbia, se trata de alguien fácilmente reconocible por su poblada barba y los múltiples tatuajes que adornan todo su cuerpo. “Es un pívot que ocupa un espacio muy grande, pero tiende a dispersarse y es propenso a las faltas. Si su par es hábil, consigues sacarle a menudo de los encuentros. Recuerdo que sus dirigentes criticaron la poca energía que demuestra en algunas fases. Creo que no están contentos del todo con su rendimiento”, remarca sobre este cinco que en su día fue tentado por Querejeta para firmar por el Baskonia.

El balcánico abre huecos para “los tiros abiertos” del veterano Fotsis e incluso Gist, la pieza diferente que según Jiménez aporta “el atleticismo” al Panathinaikos. Sin embargo, el poste que prácticamente sale de titular en todos las citas es otro serbio como Kuzmic, con pasado en el Unicaja y demasiado tierno pese a su buena planta e interminable figura. “Confían menos en él y he escuchado rumores acerca de que podía salir de allí. Son gente grande que te obligan a estar atento tanto en el rebote ofensivo como cuando les meten un balón al poste bajo. Evidentemente, Bourousis tendrá mucho que decir. El Baskonia debería jugar para él con el fin de cargarles de faltas”, concluye el directivo del Unicaja.

Luces y sombras. Ocupa un espacio enorme en la zona y pocos como él juegan tan bien de espaldas al aro, pero tiene un carácter díscolo que le lleva a cargarse de faltas de forma absurda.

El rey del ‘basket control’. A punto de cumplir las 36 ‘primaveras’ y poner fin a su extraordinaria carrera, aporta oficio, templanza y experiencia al timón. Es la prolongación de Djordjevic.

Anotador compulsivo. Sin hueco en los Grizzlies, aterrizó en el OAKA en la última ventana para fichajes en la Euroliga. Puntos y savia fresca para un perímetro sin excesiva mordiente.