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El ciclón no descansa. Ha conseguido que su legión de centuriones no levante el pie del acelerador en ninguna jornada. El técnico croata concedió espacio a los hombres más necesitados de confianza y oxigenó a las piezas más cargadas de minutos. El Baskonia sorteó la ausencia de Bourousis con un juego dinámico y eléctrico en el que el tiradores adquirieron casi todo el protagonismo.

Tiroteo y transiciones. El Baskonia reventó el partido en un primer cuarto explosivo donde desfiguró el rostro de los colegiales a base de triples -el equipo anotó nueve de los once primeros intentos- y centelleantes contragolpes. En una jornada de guante blanco, los alaveses superaron varios topes estadísticos. Fue un paseo militar.

Penoso colista. El Estudiantes confirmó en el Buesa Arena las razones de su triste decadencia. Aquel animoso equipo de patio de colegio que se subió a las barbas de los poderosos durante muchos años ha quedado reducido a escombros. El colista fue afeitado por un Laboral Kutxa que se lanzó a su yugular desde el cuarto inicial.

Vitoria - El presumible socavón derivado de la ausencia de Bourousis no fue tal. Pese a la ausencia de su guía espiritual, al Baskonia le basta con muy poco para domar a determinados rivales en una ACB de pandereta. Muchos de sus afiliados como este devaluado Estudiantes cuestionan su credibilidad y golpean de lleno al prestigio de un torneo que por su propio bien haría bien en eliminar a tanto bulto sospechoso que anida en el pozo clasificatorio. El lastimoso colista duró un suspiro en el Buesa Arena, deseoso de ajustar cuentas con el díscolo Nacho Martín. La música de viento y la sorna con los errores del vallisoletano fueron de lo poco reseñable dentro de una tarde plácida que alimentó el ego de los compulsivos pistoleros y velocistas locales. Para cuando los colegiales comenzaron a sudar, el destrozo en el marcador ya era un hecho. Aquel simpático equipo del patio de colegio que acogió a leyendas de la canasta ha quedado reducido a escombros. Solo los cachorros Darío Brizuela Juancho Hernangómez escapan de la mediocridad.

La extrema debilidad del visitante tampoco debe restar ni un ápice de mérito a un depredador y atinado Baskonia, que quemó con solvencia y brío una nueva etapa del calendario. Nadie se acordó de Bourousis, imprescindible ante rivales de altos vuelos pero que en determinadas fechas del calendario a nivel doméstico podría tomarse un respiro. Fue abismal la diferencia entre un firme candidato al Top 8 dispuesto a hacer sangre y un triste cadáver que deambuló con más pena que gloria. Los alaveses cumplieron con máxima sobriedad su parte del guión. Es de agradecer que el ejército de Perasovic no rebaje nunca el pistón. Ni hasta en los días más propicios para destapar la condición de terrenal se produce un alto al fuego. Con esta tropa de centuriones se puede ir al fin del mundo.

Cayó muy pronto un fantasmagórico Estudiantes en las garras de un hambriento Baskonia, que también sabe sobrevivir sin su mesías griego. El partido quedó reventado en un primer cuarto tormentoso para los intereses colegiales. A falta de Bourousis, los grandes invitados a la fiesta fueron los triplistas de Perasovic, ávidos y con el colmillo afilado a la hora de desnudar la languidez de un histórico de la ACB. Con siete bombas de nueve intentos en ese intervalo y sostenido por un puñado de centelleantes contragolpes ante un visitante al ritmo de una tortuga, se esfumó por completo cualquier atisbo de intriga.

turno para los secundarios No hubo conato de insurgencia por parte de un Estudiantes que confirmó su imparable decadencia. Nadie reconoce ya al club del Ramiro de Maeztu, huérfano del entusiasmo, raza y energía de sus mejores épocas. Le afeitó la calva un Laboral Kutxa desmelenado, desbocado y de gatillo fácil que amenazó con romper todos los récords colectivos de la temporada. Los boinas verdes de Perasovic se lanzaron con ahínco a la yugular de un visitante apocado y con horchata en sus venas. No faltó ningún ingrediente en el torrente de juego del conjunto vitoriano, cuyas piernas se conservan frescas pese al desgaste de una temporada de lo más exigente. Incluso Corbacho abandonó el ostracismo para sumarse a la fiesta de un partido de guante blanco. No así Planinic, un visto y no visto en la primera parte que acumuló tres faltas en un santiamén para desasosiego de todos.

Tan fácil lo vio el Baskonia que por momentos de contagió de la candidez visitante. Con las defensas de mantequillas empeñadas en conceder toda clase de licencias, el duelo derivó en un anodino intercambio de canastas. Ni siquiera precisó el anfitrión azulgrana aplicar una marcha más para someter a un visitante lánguido y tierno cuyas apreturas clasificatorias no son fruto de la casualidad. Pese al empeño de Perasovic por mantener las orejas tiesas de sus pupilos, el Estudiantes también engordó de forma ficticia su casillero. Las penetraciones de Laprovittola destaparon la dudosa tensión de Adams y James. Dosificados los titulares en el banquillo, la segunda mitad sirvió para superar algunos topes de la temporada. El mejor broche para la enésima exhibición en un Buesa Arena permanentemente en un gozo.

Un día más en su versión más volcánica y explosiva. Pocas pero brutales apariciones en un primer cuarto meteórico donde maltrató al Estudiantes. Dosificado por Perasovic.