vitoria - Una de los temas de conversación más habituales cualquier domingo en los domicilios en los viven jóvenes suele ser la calidad del alcohol ingerido la noche anterior mientras disfrutaban de la fiesta del fin de semana. Cuando el cuerpo hace pagar los excesos cometidos en las horas precedentes, el consabido recurso del garrafón sale a relucir de manera inevitable. Ante la complicación de la comprobarlo empíricamente, la excusa se convierte en la justificación perfecta ante la tradicional mirada inquisitorial de los progenitores. Pues bien, el Baskonia debió ingerir en A Coruña garrafón en dosis descomunales. Porque lo cierto es que ayer compareció en el Buesa con una resaca de órdago que estuvo a punto de costarle muy caro en su duelo ante el Zalgiris.

La cita ante la escuadra lituana solo admitía un resultado si el Laboral Kutxa no deseaba complicarse peligrosamente su futuro en esta segunda fase de la Euroliga pero, durante muchísimos minutos, ese camino estuvo completamente bloqueado para un conjunto que no parecía ni la sombra de su mejor versión. Obligado a sumar la victoria ante el colista de la clasificación, un equipo que únicamente ha logrado un triunfo hasta el momento y al que, a priori, todos los demás integrantes del grupo cuentan con ganar, el plantel vitoriano demostró prácticamente desde el salto inicial que todavía no había dejado atrás el dolor de cabeza producido por la resaca copera.

Hasta en aspectos aparentemente sencillos como los tiros libres, en los que el Baskonia se ha mostrado extremadamente fiable a lo largo de toda la temporada, tuvo problemas graves en el choque de ayer el equipo azulgrana. De hecho, tiró nada menos que diez de estos lanzamientos por el sumidero. Desde el mismo arranque del choque, el 0-7 de parcial logrado por el Zalgiris dejó claro que el Baskonia iba a tener que remar y mucho para poder salvar un examen complicado de manera inesperada.

Pero conforme avanzaba el choque el cuadro de Velimir Perasovic continuaba estrellándose una y otra vez contra el mismo muro. Idénticos errores se repetían constantemente para desesperación de los aficionados del Buesa y el Laboral Kutxa seguía sin encontrar el ansiado ibuprofeno que le aliviase el cada vez más molesto dolor de cabeza.

Al final, como suele ocurrir también con las recuperaciones milagrosas de los jóvenes conforme avanza la jornada dominical, el plantel azulgrana comenzó a divisar la luz al final del túnel en el epílogo de la contienda. Apoyado sobre todo en un endurecimiento de su trabajo defensivo y en la momentánea recuperación del acierto ofensivo de hombres como Adams y Bourousis, el Baskonia fue capaz de darle la vuelta al marcador. Un parcial de 9-0 le permitió cobrar una mínima pero tranquilizadora ventaja y, por fin, acabar con la resaca.