vitoria - La sanción que en la jornada de ayer recibió el Baskonia por parte de la FIBA probablemente puede catalogarse de inesperada pero ni mucho menos de sorpresiva. Porque la entidad de Zurbano lleva demasiado tiempo jugando con fuego en el apartado económico y los impagos a Walter Hodge no son sino un capítulo más del largo y desagradable libro del que se ha convertido en protagonista en los últimos años. Los problemas para estar al día en los pagos con sus empleados son una realidad desde hace años y prácticamente siempre que los afectados han acudido a los tribunales han recibido el respaldo de estas instancias, que han obligado al Laboral Kutxa a hacer frente a sus compromisos e incluso en algunos casos a satisfacer una multa.

El listado de sentencias en contra -o acuerdos en el último momento en los que el club aceptaba la demanda del contrario- es largo y la integran nombres como los de Dusko Ivanovic, Marco Crespi o Zan Tabak, entre otros. Algunos optan por renegociar el cobro de sus emolumentos y aligerar la carga del club repartiéndolo en numerosos plazos pero ni siquiera eso es garantía de tranquilidad.

Es lo que ha ocurrido en el caso de Walter Hodge, al que no se le transfirió el dinero pendiente en las fechas establecidas en el acuerdo de rescisión. Un caso prácticamente idéntico al de Lamont Hamilton, que contó este periódico el viernes de la pasada semana. En el caso del pívot, el BAT condenó en diciembre al Baskonia a pagar los 213.000 dólares que le debía (más otros 90.000 a su agente y las costas procesales) y en la sentencia figuraba la misma amenaza que ha terminado por hacerse efectiva con Hodge. Es decir, que si no se cumplía podrían imponerse como sanciones periodos sin poder fichar. Por lo tanto, la entidad de Zurbano sabe ya a ciencia cierta que, a partir de ahora al menos, corre el grave riesgo de quemarse de nuevo si continúa jugando con fuego en el tema económico. - DNA