vitoria - Poca historia, por no decir ninguna, tuvo el encuentro de anoche en el Buesa Arena. Más allá de certificar la clasificación del Laboral Kutxa para la segunda fase de la Euroliga -una excelente noticia que conviene valorar en su justa medida teniendo en cuenta además que lo ha logrado en quince de sus dieciséis participaciones en la mejor competición continental-, el paso del Limoges por Vitoria no deparó nada reseñable.
Desde el arranque de la contienda el plantel de Velimir Perasovic puso mucha tierra de por medio y consolidó un marcador favorable que le permitía afrontar el tramo final del choque con absoluta tranquilidad. Un escenario que, en otras ocasiones, hubiese sido el preámbulo de muchos minutos de relajación y la consabida sucesión de correcalles y errores producto de la desconcentración. Sin embargo, nada de eso apareció anoche por Zurbano y esa es, sin duda, otra de las grandes lecturas positivas que se deben extraer del encuentro.
Lejos de acomodarse, los jugadores azulgranas exhibieron un hambre insaciable que les llevó a buscar en todo momento un paso más en cada acción. De esta manera, la intensidad defensiva máxima que mostraron desde el salto inicial -resulta inevitable no destacar la tortura a la que sometió Adams a Westermann, robándole un balón tras otros- fue ahogando cada vez un poco más a un adversario completamente noqueado desde el arranque para terminar convertido en un pelele en manos baskonistas.
Pero es que la fidelidad al plan marcado en la pizarra por Perasovic llegó a tal extremo que incluso en ataque el equipo fue capaz de eliminar las comprensibles licencias en un escenario de estas características. Pocos tiros fuera de lugar pueden encontrarse a lo largo de los cuarenta minutos y en las pocas ocasiones en las que algún jugador se salía de la pauta marcada rápidamente recuperaba la posición para tratar de enmndarlo de inmediato en la defensa posterior.
Una actitud que, evidentemente, merece el aplauso generalizado y que permitirá al Laboral Kutxa continuar creciendo y disponer de mayores recursos cuando deba hacer frente a situaciones mucho más complicadas que la de ayer. Si algo tiene claro este equipo es que solo empleándose al máximo de sus posibilidades podrá acceder a premios importantes este curso y no está dispuesto a dejar escapar ni una sola oportunidad que se le presente.
Después de varios ejercicios con muchos más sinsabores que alegrías el Baskonia está felizmente de vuelta pero sus componentes no quieren conformarse con eso bajo ningún concepto. El dulce sabor del trabajo bien hecho les ha abierto más aún el apetito y con ese hambre insaciable por bandera encaran cada una de sus comparecencias. Las del Top 16, ya las tienen aseguradas. Y con dos semanas de adelanto.