vitoria - El calendario no da un respiro. Del mismo modo que uno no puede saborear las victorias tampoco debe venirse abajo con algún resultado decepcionante. Tras dos derrotas consecutivas en Valencia y Zagreb que han contenido el optimismo del entorno, el Baskonia se encuentra obligado a enderezar el rumbo y recuperar las virtudes que le han convertido en un rival temible para cualquiera en este arranque de temporada. La primera oportunidad para redimirse tendrá lugar esta tarde ante el peligroso Murcia, que aterriza en el Buesa Arena sin que la formación alavesa haya dispuesto de tiempo material para preparar el partido. Y es que la expedición retornó ayer a la capital alavesa al filo de la media tarde tras unas malas combinaciones aéreas que no van a permitir a Perasovic aleccionar a sus discípulos como hubiese deseado.

La estabilidad azulgrana se ha visto resentida en una última semana de sensaciones contrapuestas. Frente a los taronjas, el Laboral Kutxa se mostró competitivo y dispuso de opciones hasta prácticamente el bocinazo final sostenido por el talento de sus bases. Sin embargo, las sensaciones fueron bastante peores en el Drazen Petrovic, donde una desconexión fatal tras el descanso dejó al descubierto algunas de las carencias que podían vislumbrarse este verano cuando quedó configurada la plantilla.

Dado que su talento no es excelso en la línea exterior y únicamente Bourousis emerge como una solución de peso para originar peligro debajo de los tableros, si algo no puede perder nunca el Baskonia es la dureza e intensidad defensivas. La jornada que no pica piedra y baja el culo atrás, el panorama se complica hasta límites insospechados. Mucho más, si no abundan las gotas de acierto en las suspensiones abiertas o malvive para cerrar el rebote. Únicamente desde la modestia puede asentarse la mejoría a lo largo de este tramo crítico de la campaña donde van a dilucidarse en breve los objetivos más importantes fijados por la presidencia.

un visitante peligroso Para subirse definitivamente al tren que conduce a la Copa del Rey, se antoja vital hacerse fuerte hoy ante un Murcia de trazos interesantes que ha realizado este verano una fuerte apuesta para conseguir un salto de calidad en la clasificación. La llegada al banquillo de Fotis Katsikaris y la cesión del madridista Facundo Campazzo se encuentran detrás del ansia de crecimiento por parte del cuadro pimentonero, que sin embargo ha firmado un arranque irregular en medio de ácidas críticas al estamento arbitral y verá en breve cómo su principal bastión interior (Augusto Lima) hace las maletas rumbo al Real Madrid.

Con una buena combinación de veteranía (Cabezas, Lishchuk y Kelati) y juventud (Radovic, Wood y Martín), el Murcia pondrá a prueba la fortaleza mental de los vitorianos tras un doble traspié que puede ayudar a todos a bajar la tierra y asumir la auténtica realidad del equipo. Ni hace unas semanas era alguien inabordable el Baskonia ni ahora debe perder la fe en sus posibilidades. En un término medio debería encuadrarse a un colectivo que, posiblemente, haya rendido en algún momento por encima de sus posibilidades de la mano de un celestial Bourousis. Apreciado un potencial menguado por la sensible ausencia de Tornike Shengelia -ya en la recta final de su rehabilitación-, el listón tampoco debería ser la pelea encarnizada por el liderato de la fase regular de la Liga ACB o de su grupo de la Euroliga.

Antes de que el calendario a nivel doméstico se empine a corto plazo con la llegada del Barcelona y la salida al Príncipe Felipe de Zaragoza, una victoria ante el Murcia tendría un valor incalculable para allanar el camino hacia la Copa. A favor de los alaveses, figura la negra estadística de los levantinos en sus visitas al Buesa Arena. De las nueve veces que ha pisado suelo alavés, únicamente fue capaz de llevarse el gato al agua la pasada campaña. Un precedente que invita a adoptar la máxima cautela en una jornada en la que debe producirse una reivindicación azulgrana.