vitoria - Manresa es una plaza a la que el seguidor baskonista debe prestar atención esta temporada por motivos sentimentales. Al frente del cuadro del Bagés se encuentra un vitoriano como Ibon Navarro, al que únicamente un letal triple del verdinegro Mallet impidió el domingo elevar su tercera victoria al casillero en un notable arranque de temporada. Sin embargo, la sensación del Nou Congost es un jugador que también cuenta con pasado azulgrana y cuyo rendimiento en estas cuatro primeras jornadas ha superado todas las expectativas y trata de reinventarse con una versión dominante que jamás había paseado. Dejan Musli, aquel bisoño pívot con cara de niño que no triunfó en Vitoria a las órdenes de Dusko Ivanovic, lidera actualmente el ranking de valoración de la competición con 25,3 puntos por partido.
En un conjunto modesto donde un número importante de los sistemas están enfocados hacia su lucimiento personal, el balcánico de 2,12 metros y 24 años constituye una de las gratas sensaciones ligueras gracias a unos promedios asombrosos. Es el tercer máximo anotador con 17,3 puntos, el cuarto mejor reboteador con 8 rechaces, el sexto en tapones y el jugador con mejor tino en tiros de dos con casi un 77% de acierto (30 canastas de 39 intentos). Dominador en su día en las categorías inferiores del baloncesto continental junto al lituano Jonas Valanciunas o el turco Enes Kanter y con la vitola de una de las grandes promesas de la generación del 91, Musli ha encontrado en Manresa un destino propicio con el que poder relanzar una carrera estancada.
Cuando aterrizó en Vitoria era un imberbe sin experiencia al que, en compañía de un compatriota como Stanko Barac, le pudo la enorme responsabilidad de brindar solidez al juego interior baskonista en la época post-Splitter. Nunca se adaptó a los estrictos métodos de Ivanovic e incluso se percibió en él una perniciosa falta de hambre, algo incomprensible en un jugador de 19 años que teóricamente debía comerse el mundo. Y es que el bagaje de Musli en Vitoria no pudo ser más desolador y famélico: diez partidos (8 de ACB y 2 de Euroliga) en los que totalizaría 13 puntos y 14 rebotes.
la acusación de fisac Previo pago de una indemnización al FMP de Belgrado, el Laboral Kutxa le suscribió en el verano de 2010 un contrato de cinco años tras un pertinente periodo de prueba. De ahí que el club mostrase toda la paciencia del mundo y adoptara para él un exitoso camino trazado antes con otros jóvenes reclutados siendo prácticamente unos adolescentes. Dado que en la capital alavesa no eran viables los minutos que posibilitasen su crecimiento, se abrió la vía de la cesión como una alternativa de provecho para todos los implicados. En primera instancia, su lugar de destino sería el Sutor Montegranaro italiano, donde el técnico Stefano Pillastrini no le alineó en ningún partido hasta que una misteriosa fiebre le devolvió al Baskonia.
También se convertiría en un expediente X en las filas del Fuenlabrada. Porfi Fisac le concedió en la periferia de Madrid únicamente tres minutos y confirmó punto por punto las sospechas sobre su discutible ética de trabajo. “Me gusta que los jugadores tengan calidad, pero también que no estén exentos de trabajo y él debe esforzarse mucho más en esto”, justificaría su ostracismo en una entrevista con este periódico.
Antes de recibir el voto de confianza del Manresa, de donde podría volar en próximas fechas si mantiene un nivel que le ha recompensado ya con la vitola de MPV en octubre, Musli ha pasado las tres últimas temporadas en su país natal. Sin embargo, ni el Partizan ni el Mega Vizura protagonizó actuaciones llamativas como para estar en el punto de mira de algún equipo de altos vuelos. El Baskonia asiste ahora con cierto estupor a su momento más álgido como jugador, si bien únicamente son cuatro los partidos transcurridos y la regularidad es un privilegiado don del que carecen la mayoría de profesionales.