- Ha transcurrido más de un mes desde que Ibon Navarro renunciase a seguir en la estructura técnica del Baskonia con el propósito de mantener vivo el sueño de ejercer de primer entrenador y, desde ayer, puede decir oficialmente que lo ha logrado. Y es que el preparador vitoriano fue presentado oficialmente a la seis de la tarde como máximo responsable del banquillo del histórico Manresa. Un club modesto con objetivos muy diferentes a los del Laboral Kutxa pero que ha realizado una apuesta muy fuerte por el alavés. Y es que ambas partes han rubricado un contrato que une sus caminos durante las tres próximas temporadas.

Con grandes limitaciones económicas, el conjunto del Bagés afronta cada curso con el único propósito de lograr conservar la categoría. Una meta nada sencilla en la mayoría de las ocasiones pero que habitualmente logra. El último ejemplo es lo sucedido la pasada campaña, en la que bajo las órdenes de Pedro Martínez conquistó una merecida permanencia.

Al margen de sus estrecheces financieras, el Manresa cuenta con una afición fiel y entregada que acostumbra a acompañar al equipo pese a las dificultades y es una de las fábricas que ha forjado varios de los mejores jóvenes talentos del baloncesto español. Se antoja, por lo tanto, un destino propicio para que el entrenador alavés pueda seguir creciendo y quemando etapas en su prometedora carrera como primer técnico. Pese a que en algún momento tuvo también la posibilidad de incorporarse al Real Madrid como asistente de Pablo Laso, finalmente el deseo de Navarro de llevar el timón le ha llevado a aceptar el importante desafío que le presenta el Manresa.

Durante su presentación oficial, que tuvo lugar en la tarde de ayer, el vitoriano realizó una firme declaración de intenciones y dejó claras las líneas maestras que pretente instaurar en su proyecto. “Habrá seguramente plantillas mejores que la nuestra en la ACB, pero tenemos que ver si hay equipos mejores”, desafió.

En este sentido, volvió a insistir en algunos de los argumentos que fueron habituales durante su etapa en el banquillo del Buesa, como el de ser capaz de pelear siempre por los objetivos. “Para mí es un honor haberme incorporado al proyecto del ICL Manresa; no hay muchos equipos que hayan sido campeones de la ACB, y es un orgullo fichar por uno de ellos; tendremos un equipo de trabajo muy bueno, con mucha ilusión, con el objetivo de competir siempre”, concluyó. - T.S.