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Desplome imparable. Fue incapaz de contener la terrible caída en picado azulgrana en el segundo cuarto con un oportuno tiempo muerto mientras el Iberostar endosaba un parcial de 18-2. Su zona 1-3-1 no evitó un descalabro en toda regla y la derrota más hiriente desde que se hizo con las riendas del equipo. La ternura y fragilidad lejos del Buesa Arena permanecen incorregibles.

Matinal de pesadilla. El Baskonia fue un juguete roto en manos de un Iberostar que le superó en ambición, ideas y coraje. Desde el salto inicial, el monólogo chicharrero fue terrorífico.

Ni una a derechas. Las desatenciones a la hora de cerrar el rebote, la riada de pérdidas o la defensa de plastilina fueron algunos de los males que hicieron malvivir al Laboral Kutxa en las Islas. Un parcial de 18-2 en el segundo acto supuso el principio del fin.

Cogido con alfileres. La rotación azulgrana sigue menguada tras la sanción de Shengelia y la lesión de Bertans, aunque ello no justifica un descalabro de este calibro. El equipo presentó el grupo suficiente como para haber ofrecido otra cara.

santa cruz de tenerife - Del cielo al infierno, el tránsito puede llegar a ser fugaz y meteórico. De nada le sirve a uno sacar pecho tras una victoria conmovedora como la del jueves en la Euroliga porque, si se registra un descenso de la intensidad y un cierto aburguesamiento, se lo pueden partir en la posterior cita del calendario. Tras el apoteósico golpe de autoridad propinado ante los turcos y en vísperas de la madre de todas las batallas en Málaga con la supervivencia continental en juego, el Baskonia decidió pasar ayer de puntillas por una nueva jornada liguera que debía consolidar su escalada doméstica. El Domingo de Resurrección se le indigestó en las Islas con una de esas derrotas hirientes que escuecen de lo lindo en las entrañas del Buesa Arena y golpean el ánimo de una afición esperanzada por los últimos brotes verdes.

No estará seguramente esta mañana el horno para bollos cuando presidente y plantilla se miren a los ojos y se digan ciertas cosas a la cara. Promete ser un encuentro en el que la tensión se corte con un cuchillo. Hizo daño a la vista y a la autoestima el 91-56 definitivo, un justo castigo para un Baskonia melancólico que ni siquiera hizo cosquillas a un Iberostar desatado y con el colmillo afilado para vivir su día de gloria. Para la retina y escarnio de todos, quedará grabada a fuego una humillación sin muchos precedentes. Lastimosa desidia y solemne ejercicio de impotencia a partes iguales en la pista de un modesto. Fue el triste saldo para un visitante irreconocible que se convirtió en un muñeco de feria y encajó toda clase de golpes.

Como si la matinal en tierras chicharreras le importara un pimiento, lastrado por una desmotivación poco entendible y decidido a economizar energías ante el colosal desafío que se le avecina -esa fue, al menos, la sensación-, el Laboral Kutxa entró a partir del segundo cuarto en una espiral de autodestrucción de la que le resultó imposible salir. Tras los heroicos esfuerzos de jornadas precedentes, nadie obvia que posee las fuerzas justas y precisa de una bombona de oxígeno con la rotación menguada. Sin embargo, ello no justifica una bajada de brazos de ese calibre y una imagen, por momentos, deplorable. Ni a título individual ni colectivo, alcanzó el Baskonia los mínimos exigibles. A falta de respuestas físicas y tácticas, tampoco emergió una pizca de orgullo para firmar un marcador decoroso. Reducido a escombros y desprovisto de alma, fue el invitado perfecto a la fiesta local con una imagen abúlica que no entraba en ningún pronóstico.

Porque si algo caracterizaba hasta ayer a este colectivo desde la atinada reconstrucción navideña y el cambio de rumbo en el banquillo era un belicoso y admirable gen competitivo hasta en las condiciones más adversas. Ni las sensibles bajas ni el posible cansancio invitaban a una escabechina tan dolorosa. No pueden existir atenuantes cuando un humilde como el Iberostar endosa una cuchillada hasta lo más del hondo del corazón. Resucitados de golpe y porrazo los fantasmas de los desplazamientos, adiós a la mejor racha de victorias de la temporada y paso en falso a la hora de atacar la cuarta posición de la fase regular mientras la pelea por el play off involucra a cada vez más equipos. Fue la insular una matinal aterradora en la que nadie se salvó de una debacle en toda regla. Tan desdibujado, manso y desorientado anduvo el Baskonia que facilitó la victoria tinerfeña más abultada en su historia de la ACB.

Aunque acabó vivo el cuadro vitoriano al final del primer cuarto, la gélida puesta en escena ya anticipó los peores presagios. Las desatenciones a la hora de cerrar el rebote, la delirante cascada de pérdidas y la defensa de plastilina puesta en práctica por los azulgranas, traducida en ingentes penetraciones de los exteriores de Alejandro Martínez, forjaron el abrasador dominio chicharrero. Siempre varios segundos tarde en defensa y con una ceguera ofensiva sin precedentes, el Laboral Kutxa acabó corneado y hecho trizas.

Dentro de la mediocridad generalizada, apenas hubo que rescatar las pinceladas iniciales de Begic -dominador ante Sekulic ante el desequilibrio en centímetros- y algún chispazo de James. Lo restante, una auténtica nulidad en todas las facetas y un inexistente espíritu de lucha que acentuó el carrusel de contragolpes y triples en contra en el horno insular. Un parcial de 18-2 mediado el segundo cuarto destruyó a los alaveses, pisoteados por un anfitrión en órbita, ávido de hacer sangre y que circuló a través de una alfombra roja. Pocas veces se agradeció tanto el bocinazo final.

Mantuvo mínimamente a flote las esperanzas en un primer cuarto donde aprovechó su envergadura ante Sekulic. Prácticamente el único que se salvó del naufragio generalizado.