santa cruz de tenerife - Un repaso a los números del Baskonia en la presente temporada desvela un dato escalofriante. De las 26 victorias conseguidas por los alaveses entre ACB y Euroliga, 22 se han producido en el Buesa Arena y únicamente cuatro sin el calor de su afición. A nivel doméstico, ha profanado las pistas de la Bruixa d’Or (64-71) y Gipuzkoa Basket (66-95), mientras que fuera de sus fronteras se ha impuesto dos veces en Estambul. Hincó el diente al Galatasaray (82-89) tras aquella providencial aparición de Doron Perkins en la primera fase y en el Top 16 superó hace unas semanas al Anadolu Efes (84-87), eso sí, con un sabor de boca agridulce por no poder remontar el basket average a los turcos. Los restantes desplazamientos se han saldado con derrota, alguna honrosa y ante la que no hubo que reprochar casi nada al plantel pero otras muchas hirientes como, por ejemplo, la de ayer en Santa Cruz de Tenerife en la que el Laboral Kutxa fue incapaz de oponer la más mínima oposición.

Suele ser algo habitual que todos los equipos brinden sus mejores prestaciones al calor de su público, pero el rendimiento del Laboral Kutxa lejos de sus dominios en el presente curso está resultando decepcionante y altamente sospechoso. Más que los resultados, incluso la forma de comportarse y su predisposición sobre la pista. El anfitrión incandescente, chisposo y vertiginoso que se lanza a la yugular de su adversario mediante un ritmo y una intensidad infernales contrasta sobremanera con el forastero de plastilina, apocado y medroso que sistemáticamente se ve engullido y comparece entregado desde el salto inicial. Con muy poquito y sin necesidad incluso de meter la sexta marcha, los rivales se sienten como pez en el agua y alcanzan una desmedida cantidad de puntos. El guión se repite una y otra vez hasta la saciedad sin que Ibon Navarro se haya sacado algún conejo de la chistera para enderezar una trayectoria errática.

En vísperas de jugarse el todo o la nada en la Euroliga ante un peso pesado como el Unicaja o de una hipotética primera eliminatoria del play off sin la ventaja de campo, los síntomas de flaqueza atisbados en tierras insulares no invitan a nada positivo. El Laboral Kutxa volvió a arrugarse de lo lindo ante un rival efervescente que se limitó a inyectar una buena dosis de electricidad a su juego y le dio de su propia medicina. Durante unos minutos estremecedores del segundo acto, saldados con un parcial de 18-2, el repertorio chicharrero incluyó de todo mientras los alaveses eran incapaces de desplegar un paragüas para contener el diluvio universal.

Fue la reedición de una película muy vista en la presente campaña, ya que si algo tampoco sobresale en el grupo adiestrado por Ibon Navarro es la fortaleza mental y la capacidad de reacción para superar una pájara que le lleve a verse por debajo en el marcador con cierta claridad. El desgaste físico y emocional de la Euroliga pasa factura, pero mientras Unicaja, Madrid y Barcelona están sabiendo sobrellevar la dureza de dos competiciones tan exigentes el Baskonia es incapaz de alcanzar la ansiada regularidad que le permita atacar la zona noble de la clasificación.

El Baskonia continúa sin meter tierra de por medio con respecto a los rivales a los que aventaja en la clasificación y ayer dijo adiós a sus esperanzas de atacar la cuarta plaza. Lo peor de todo es que el Gran Canaria -noveno- ya está sólo a una victoria de distancia.