vitoria - El Nizhny está pendiente del estado físico de uno de sus mejores exponentes antes de recibir pasado mañana al Baskonia. Se trata de Tarence Kinsey, un fornido alero estadounidense que resultó lesionado a mediados de febrero y no ha reaparecido desde entonces. Con la vitola de todoterreno e inmerso en su cuarta temporada en el baloncesto europeo tras militar con anterioridad en conjuntos de pedigrí como el Fenerbahce, el Efes, el Scavolini, el Unicaja o el Partizan, enfila ya el final de la recuperación de su rotura fibrilar en un músculo.
De momento, su concurso está en el aire. El club ruso precisó que pararía por espacio de tres semanas y, por tanto, llegará muy justo al encuentro ante los alaveses. Su última aparición en la VTB League data del 8 de febrero ante el Avtodor, mientras que en la Euroliga no se ha vestido de corto desde su participación frente al Olympiacos cuatro días más tarde. Kinsey acumula, por tanto, casi un mes de inactividad. Para un jugador de sus características que vive básicamente del físico, resulta algo mortal de necesidad. En caso de reaparecer el jueves, no debería estar en su plenitud física. Para el Baskonia, su hipotética ausencia sería una inmejorable noticia al promediar en esta Euroliga unos notables 13,7 puntos y 5,5 rebotes en 32 minutos de juego. Por sus características y su capacidad para actuar de espaldas al aro, además, siempre es una pieza difícil de defender para los livianos exteriores de Ibon Navarro.
En el partido de ida, sin embargo, el jugador nacido en Tampa (Florida) no cuajó una excelsa actuación y fueron otras piezas en manos de Ainars Bagatskis como Taylor Rochestie, Troy Thompkins o el fornido Artsiom Parakhouski quienes provocaron serios quebraderos de cabeza en el engranaje azulgrana.
Quienes sí jugarán con seguridad ante el Laboral Kutxa serán las dos novedades que ha introducido el Nizhny de cara a la segunda vuelta del Top 16. Fichados en la ventana abierta para fichajes entre la séptima y la octava jornada con el fin de aumentar el número de efectivos de una rotación bastante justa, Gal Mekel y Rihards Kuksiks han pasado a engrosar una cuerda exterior donde Rochestie acumulaba un protagonismo desmedido y llegaba exhausto a los finales de partido.
El primero es un base israelí que acaba de retornar al baloncesto europeo tras su ostracismo en la NBA, mientras que el segundo es un escolta letón que posee experiencia en la Liga ACB después de militar en Valencia y Donosti. Nuevos hombres a reducir para un Baskonia que en el Buesa Arena se vio desbordado durante más de tres cuartos por el rigor y la seriedad de un debutante en la Euroliga que encadena cinco derrotas consecutivas.