Vitoria - La vorágine competitiva no concede ni un respiro al Baskonia, que esta noche retoma la ACB en horario discotequero con una velada propicia para recuperar el pulso y seguir metiendo presión a los rivales que le preceden en la clasificación. Aterriza en el Buesa Arena el MoraBanc Andorra, uno de los peores visitantes de la competición que comparte precisamente con el Baskonia el triste honor de haber ganado un único encuentro como forastero. Su única alegría data de la lejana visita a Sevilla (57-77), de ahí la imperiosa necesidad para los alaveses de sumar un balsámico triunfo que ayude en parte a cicatrizar las heridas abiertas por los dos últimos tropiezos ante el Bilbao Basket y el CSKA.
El sabor de boca con que se acabó ambos encuentros ha sido bien distinto. A la hora de seguir alimentando el optimismo, conviene quedarse con la feroz resistencia planteada el jueves al transatlántico moscovita. Sobreponerse al cansancio físico y mental de las duras refriegas en la Euroliga se está convirtiendo en el gran caballo de batalla del maratoniano azulgrana.
Las urgencias del Laboral Kutxa a nivel doméstico son evidentes. Pese a las mejores sensaciones que irradia la tropa del Ibon Navarro, el octavo puesto a estas alturas es de lo más inquietante y tampoco hay un margen excesivo para avanzar muchos puestos en la clasificación. Es cierto que CAI Zaragoza y Valencia se encuentran a tiro de piedra -una y dos victorias de diferencia, respectivamente-, pero la brecha con respecto a la cuarta plaza en manos del Bilbao Basket ya parece insalvable. Habría que firmar un histórico pleno de victorias y confiar en el desvanecimiento de muchos adversarios para que el Baskonia consiga la ventaja de campo en la primera eliminatoria del play off por el título.
Ahora es cuando uno maldice los dolorosos regalos efectuados hasta la fecha. Uno de ellos tuvo lugar ante el propio Andorra en el partido de ida, resuelto con un desfavorable marcador (87-85) que comenzó a resquebrajar la confianza de Josean Querejeta hacia Marco Crespi. Desde entonces, ambos conjuntos se han zambullido en una eléctrica espiral de cambios. Si varias taquillas del vestuario del Buesa Arena han cambiado de nombre para alterar el errático rumbo de la temporada, la agitación no le ha ido a la zaga en el Principado con tres fichajes de cierto prestigio (Jawai, Bogdanovic y Stojanovski) en busca de la ansiada permanencia. El otro clavo ardiendo al que se agarra el cuadro dirigido por Joan Peñarroya es la recuperación de Víctor Sada, al que una hernia discal ha mantenido en el dique seco esta campaña por espacio de tres meses.
“Si no es el mejor de la liga como local, está muy cerca. Ha perdido un solo encuentro y fue el primero contra el Unicaja. En los dos últimos partidos en casa, promedian casi 100 puntos de media. Casi nadie cuenta con que podamos sacar provecho de esta salida, pero vamos a ganar. Si somos capaces de hacer un buen partido y parar sus oleadas, seguro que tenemos opciones”, reconoció el técnico visitante, que mantiene entre algodones al voluminoso Jawai por un esguince de tobillo. Seguro que el australiano arriesga ante el debilitado armazón interior baskonista.