vitoria - El Baskonia se obliga cada partido a sumar una ingente cantidad de puntos para arañar victorias, ya sea en la Liga ACB o la Euroliga. Reconstruido sobre la marcha con unas virtudes muy definidas, le sientan como anillo al dedo aquellos partidos de elevadas revoluciones y con un ritmo vertiginoso. En cambio, se siente incómodo en el barro y padece lo que no está en los escritos en los duelos presididos por un tanteador bajo en los que es preciso ponerse el buzo de trabajo y dar una vuelta de tuerca a la intensidad defensiva. En la plantilla de Ibon Navarro abundan los dinamitadores con el aro entre ceja y ceja, pero escasean los obreros dotados de un espíritu de sacrificio más allá del estajanovista Colton Iverson.
Esa falta de equilibrio y su todavía falta de poso quedan más al descubierto en los fatídicos encuentros lejos del Buesa Arena, resueltos todos con derrota si se exceptúa la providencial aparición de Doron Perkins en Estambul para propinar el golpe de gracia al Galatasaray. Los números son inequívocos respecto al talante de un equipo estético que necesita imponer su dinámica apuesta de juego para salir airoso. De las dieciseis victorias conseguidas por los azulgranas entre las dos competiciones, existe una barrera psicológica -77 puntos- que separa la, a menudo, fina línea entre el éxito y el fracaso. Para solventar nueve choques a nivel doméstico y siete fuera de las fronteras, los dígitos del Laboral Kutxa han debido dispararse hasta unas cifras más altas de lo habitual. Nunca solventó un encuentro a su favor por debajo de ese guarismo, algo que no habla demasiado bien de la capacidad agonística de un colectivo al que las veladas de cuchillos afilados y de perfil árido destapan su fragilidad.
Resulta altamente beneficioso conseguir una identidad propia como equipo, pero también es necesario sacar las castañas del fuego en días aciagos donde la puntería exterior no alcanza la excelencia, la confianza se ve maniatada por los grilletes del oponente y los jugadores no circulan a través de una alfombra roja desde el salto inicial. Los grandes campeones se forjan en las condiciones más adversas y anida la sensación de que este Baskonia es vulnerable si no impone su eléctrico patrón de juego que los técnicos rivales ya se conocen al dedillo. La tropa vitoriana, liderada por dos bases a menudo indomables como James y Adams, continúa amputada de pies y manos para dar un salto cualitativo cuando ve minimizado su desbordante caudal anotador.
mejoría insuficiente Esas belicosas batallas demandan un cuajo como grupo que este Baskonia, con un evidente déficit en cuanto a grado de conjunción colectiva tras las múltiples variaciones acometidas, deberá conseguir a contrarreloj en próximas fechas. En cuanto el rival de turno, como ha sucedido recientemente con el Olympiacos y el Unicaja, enarboló la bandera del baloncesto extremadamente físico presionando al máximo las líneas de pase, cerró el grifo del juego en transición y obligó a los alaveses a atacar en estático más de la cuenta, han aflorado los problemas. En determinados partidos ante conjuntos pertenecientes a la nobleza, se precisan alternativas para sortear toda clase de trampas tácticas. Y, habiendo mejorado de forma ostensible su grado competitivo durante el último mes y plantado cara con dignidad a los futuros participantes en la Final Four, este Laboral Kutxa demuestra día tras día que no se halla capacitado aún para ganar partidos exclusivamente desde el férreo trabajo de contención.
Sólo en el reciente compromiso continental ante el Nizhny fueron los vitorianos capaces de sobreponerse al control del tempo por parte de Taylor Rochestie al frente del timón y encontrar respuestas al perfecto plan diseñado por los rusos para profanar el Buesa Arena. Un islote de supervivencia que ha carecido de continuidad en medio de un calendario infernal. El Fenerbahce de Zeljko Obradovic, el mejor estratega de los banquillos europeos en las dos últimas décadas, representará este viernes otra prueba de fuego para un conjunto todavía en construcción.
ACB. El Baskonia, que ostenta el segundo mejor ataque de la competición, endosó 86 puntos al Bilbao Basket, 87 a la Bruixa d’Or, 79 al Gipuzkoa Basket, 84 al Iberostar Tenerife, 77 al Fuenlabrada, 100 al Baloncesto Sevilla, 94 al Estudiantes, 85 al Rio Natura Monbus y 103 al Barcelona.
Euroliga. El Neptunas Klaipeda encajó 99 puntos, 91 el Galatasaray (en el partido celebrado en el Buesa Arena), 89 el Olympiacos, 89 otra vez los turcos (en la única victoria a domicilio de la presente temporada), 93 el Valencia Basket, 81 el Nizhny Novgorod y 102 el Emporio Armani.