Vitoria - Si el Baskonia cotizara en bolsa, casi todos sus valores estarían ahora mismo en verde y brindando óptimos beneficios a los inversores. Uno de ellos es, sin duda, Kim Tillie, un atlético pívot que protagonizó un comienzo titubeante bajo la batuta de Marco Crespi y se ha asentado como un recambio de garantías para la pintura merced a la confianza brindada por Ibon Navarro. El rendimiento del internacional francés, autor de dos interesantes campañas en Murcia y huérfano de un rol preponderante en el pasado Campeonato del Mundo con la selección que se adjudicó la medalla de bronce ante Lituania, comienza a ajustarse a lo que esperaba la secretaría técnica azulgrana cuando acometió su contratación por tres temporadas.
Se diría incluso que Tillie proporciona mayores dosis de solidez en algunas facetas que el teórico titular Tornike Shengelia. Prueba de ello, es que en la mayoría de las ocasiones suele ser el elegido por el preparador vitoriano para disputar los minutos calientes de los partidos. No es otra cosa que el merecido premio a su constancia, su trabajo oscuro, su pillería para capturar rebotes ofensivos, sus vuelos y su buena muñeca desde cuatro-cinco metros, virtudes todas ellas destapadas con asiduidad durante los dos últimos meses de competición.
Tillie forma parte de ese reducido ramillete de hombres altos capaces de vivir en el segundo piso, término acuñado en su día por el malogrado Manel Comas. No responde por motivos obvios al clásico prototipo del musculoso pívot francés y sufre de lo lindo cuando se empareja con pares fornidos, pero salta tanto o más que sus compatriotas de selección y posee una agilidad incuestionable que le permite mantenerse en el aire por espacio de varios segundos y rebañar infinidad de balones sueltos. En definitiva, un cuatro de mucha utilidad si el entrenador de turno sabe explotar sus virtudes y minimizar los defectos, concentrados a menudo en sus sonados despistes defensivos.
El galo, como se encargó de ponderar ayer a la conclusión del entrenamiento matutino, disfruta ahora con su notable contribución a un Baskonia capaz ya de tutear y ganar a los grandes. “Voy mejorando cada día, trabajamos mucho y me siento bien en el juego. Estoy tirando y metiendo. Poseo mejores sensaciones y ayudo al equipo en defensa y rebote. Tengo la sensación de que leo mejor el juego, entonces debo seguir así”, fueron las palabras de un poste con la confianza de la que adoleció en los albores del ejercicio.
De momento, Tillie mantiene una competencia sana con Shengelia en el puesto de cuatro que repercute de forma positiva para la formación vitoriana. El promedio de minutos es ligeramente favorable al georgiano -21 por 17 tanto en la Liga ACB como la Euroliga-, pero resulta chocante que sea el interior bleu quien reciba la alternativa casi siempre en el último cuarto cuando se cuece el ganador de los encuentros. Los peliagudos compromisos a la vuelta de la esquina frente al Emporio Armani y el Unicaja, plagados ambos de torres espigadas y eminentemente físicas bajo los tableros, calibrarán su progresión.