vitoria - Otros jóvenes de su edad que también venían pegando fuerte se quedaron en su día a medio camino. De ahí la imperiosa necesidad de hablar con reservas de la, según los entendidos, nueva sensación de la Liga ACB y el pívot de futuro de la selección española, necesitadas ambas de referentes con los que identificarse y de la irrupción de jóvenes promesas que propicien el siempre complejo relevo generacional. La ascensión hacia el estrellato en el mundo del baloncesto depende de muchos factores, pero si el implicado en cuestión asimila bien el elogio y conserva la humildad ya tiene bastante terreno adelantado.

Sólo el tiempo dirá si Willy Hernangómez, jugador del Real Madrid cedido por segundo año consecutivo en el Baloncesto Sevilla, se consagra como una figura dominante que termine dando con sus huesos en la NBA. El pasado 7 de diciembre su nombre inundó todos los telediarios y periódicos tras una exhibición asombrosa ante el que todos catalogan como el juego interior más deslumbrante de Europa. Willy Hernangómez, que hoy rinde visita al Buesa Arena con el combinado andaluz, sumó la friolera de 43 puntos de valoración ante el Barcelona. Dejó en paños menores a la opulenta nómina de hombres altos en manos de Xavi Pascual con sus 29 puntos, 13 rebotes y 7 faltas recibidas.

A sus 20 años, el madrileño consiguió la primera nominación como MVP de su todavía corta carrera profesional tras empequeñecer hasta límites insospechados a Tomic, Pleiss y Lampe. Los grandes se le dan especialmente bien, ya que una semana más tarde también endosó 21 puntos y 7 rebotes al Unicaja en el Carpena. Hernangómez es un interior de 210 centímetros que defiende ahora los colores del antiguo Cajasol, pero es propiedad del Real Madrid.

llamando a la selección La entidad merengue, saturada de efectivos en la zona, ha decidido con buen criterio que se foguee fuera ante la imposibilidad de que sea una pieza de máxima utilidad para Pablo Laso. Con Bourousis, Mejri, Ayón y compañía cerrándole el hueco y privándole de minutos de calidad, cumple su segundo ejercicio de préstamo en un conjunto que hasta ahora ha decepcionado por completo debido a sus discretos resultados y marcha penúltimo de la tabla clasificatoria.

El madrileño todavía no ha sido internacional absoluto -eso sí, ya ha brillado en las categorías inferiores de la selección conquistando el oro en el Europeo sub’18 de Polonia en 2011 y el prestigioso torneo de Mannheim (Alemania) en 2012-, pero el pasado verano acudió a la concentración previa a la Copa del Mundo en calidad de invitado. Allí se entrenó por espacio de varias semanas junto a los hermanos Pau y Marc Gasol, Serge Ibaka y Felipe Reyes antes de ser uno de los descartes de Orenga. Todo hace indicar que es cuestión de tiempo que ocupe el espacio de alguno de ellos en los próximos eventos internacionales.

Poste de gran presente y, sobre todo, mejor futuro, Hernangómez se ha convertido en una de las sensaciones de la nueva temporada liguera. En principio, reúne todos los requisitos para erigirse en un elemento decisivo en la pintura: es contundente aunque ágil, con mucho sentido para intuir el rebote y también con habilidad para recibir el balón cerca del aro y anotar merced a su gran envergadura. A la hora de enumerar sus virtudes, el madrileño pondera su carácter gladiador. “No me importa pegarme con quien sea bajo los aros, ya sea Audie Norris, Pau Gasol o Felipe Reyes”, reconoce.

Lógicamente, su irrupción no ha pasado desapercibida para nadie. No en vano, alrededor de una docena de ojeadores de franquicias de la NBA ya le han seguido in situ esta temporada en San Pablo tanto a él como a su compañero bajo los tableros Kristaps Porzingis. Aunque podría presentarse al próximo draft del torneo americano, su futuro a corto plazo aparece ligado al Real Madrid, con quien posee contrato hasta 2017.

Willy -Guillermo Gustavo es su nombre real- es el miembro más aventajado de la saga de los Hernangómez. Su padre, Guillermo, también militó en la cantera blanca y en el primer equipo del Estudiantes. Su madre, Margarita Geuer, fue campeona de Europa con la selección española. Su hermano pequeño, Juancho (19 años), disputa igualmente la ACB enrolado en el Estudiantes y su hermana Andrea, de 14, juega en las categorías inferiores en Madrid. Una familia entregada al baloncesto.