vitoria - Por desgracia, el Baskonia se está acostumbrando últimamente a enfrentarse a situaciones límite con demasiada frecuencia y, sobre todo, bastante antes de lo que debería ser normal. Sin embargo, su errática trayectoria de los últimos tiempos le ha hecho protagonista de muchas finales anticipadas. Una tónica que parece mantenerse esta temporada y que ofrecerá un nuevo capítulo el próximo jueves. Porque la visita que el conjunto azulgrana rendina al Neptunas Klaipeda se ha convertido, contra todo pronóstico, en un duelo transcendental para el futuro del equipo.

Después de los varapalos encajados en las jornadas precedentes, que terminaron por provocar la salida de Marco Crespi del club, la escuadra vitoriana está obligada a sacar adelante este compromiso como sea si no quiere que lograr el billete de acceso al Top 16 se convierta en una misión prácticamente imposible.

Lo que en otras ocasiones se consideraría un objetivo relativamente sencillo, se observa en estos momentos de máximas dudas como un reto de dimensiones mayúsculas. El principal obstáculo para lograrlo, en cualquier caso, será el propio Baskonia, que debe reencontrarse con su esencia como sea.

Por todo ello, esta semana se presenta como una exigente reválida -para la que además no existe recuperación- para el Laboral Kutxa. En diferentes ámbitos además. El primero, el del futuro deportivo del propio equipo en la Euroliga, que se vería seriamente comprometido en caso de derrota. Pero también, y en absoluto menos importante, por lo que respecta al inquilino del banquillo.

Tras estrenarse con una victoria sin brillo ante el Gipuzkoa y ante la premura de tiempo que impone el calendario, todo apunta a que Ibon Navarro volverá a dirigir al equipo -como mínimo- este jueves. Será una nueva oportunidad para el vitoriano de demostrar que es capaz de ir enderezando el rumbo a la deriva del combinado del Buesa Arena y, sobre todo, ganarse definitivamente la confianza de un Josean Querejeta que no acostumbra a apostar por gente de la casa. Si, por el contrario, su apuesta no sale bien, quedará marcado.