vitoria - El Baskonia contaba ayer con una ocasión inmejorable para asesta el golpe de gracia en esta primera fase de la Euroliga a un adversario directo y, desgraciadamente, la dejó escapar. El combinado vitoriano se mostró demasiado magnánimo y lo hizo, además, por partida doble. Primero, por desperdiciar una ocasión pintiparada con la que prácticamente nadie contaba antes del inicio del torneo y, sobre todo, porque el encuentro amaneció con un escenario que colmarío los deseos del más optimista de los seguidores azulgranas.

Lejos de sufrir la esperada avalancha del conjunto local, el Laboral Kutxa dio un puñetazo sobre la mesa y rápidamente adquirió una cómoda y valiosa renta en el marcador. Con un notable nivel de acierto en el lanzamiento exterior y y un buen trabajo defensivo para contener a los jugadores valencianos, el Baskonia se hizo con el dominio absoluto de la contienda y parecía encaminado a recorrer una plácida autopista hacia una victoria valiosísima. Más todavía teniendo en cuenta que el conjunto local parecía comenzar a acusar el nerviosismo lógico de un grupo que contaba sus tres encuentros por derrotas y que se veía muy por debajo en el marcador ante su propio público y frente a un adversario directo.

Sin embargo, cuando mejor parecía pintar el panorama para la escuadra de Marco Crespi, un exceso de bondad se convirtió en su propia tumba. El equipo mostró una clemencia muy peligrosa que terminó pagando muy caro.

El momento clave, probablemente, hay que buscarlo en el segundo cuarto de la contienda, cuando el plantel vitoriano alcanzó su segunda máxima ventaja en el marcador. Con diez puntos a su favor (22-32) mediado este parcial, todo apuntaba a que a poco que consiguiera estirar esa renta supondría la puntilla para un adversario incapaz de reencontrarse con su mejor versión.

Pero, lejos de eso, el Baskonia se empeñó en darle aire al Valencia y castigar sus propias opciones de éxito. Con varios errores consecutivos permitió a los jugadores taronja enjugar esa renta y recuperar la fe en la posibilidad de revertir la situación. Una confianza que fue incrementándose minuto a minuto hasta acabar haciéndose realidad.

Visita. Aprovechando que el circuito de Cheste acoge este fin de semana la útima prueba del Mundial de motociclismo, Crespi estuvo ayer por la mañana en el box del equipo ‘Pramac’ viendo la segunda sesión de los libres y compartió impresiones con los pilotos de MotoGP Andrea Iannone y Yonny Hernández.