vitoria ? Desde que en 1973 el Baskonia fichase al primer jugador extranjero de su historia, Phill Tollestrup, cada temporada los dirigentes del club fiaban buena parte de la supervivencia del equipo a la contratación de un foráneo que aportara un plus de calidad, altura, fortaleza y experiencia a una plantilla mayoritariamente formada por jugadores de la casa. En aquellos días, muchos fueron los nombres que aportaron su grano de arena para mantener el modesto Baskonia en la elite del baloncesto nacional. Otros como Essie Hollis o Abdul Jeelani impartieron su genuino estilo NBA a un equipo que comenzaba a elevar el vuelo para alejarse definitivamente de la zona baja de la clasificación. Sin embargo, si hubo un jugador con el que el entonces Caja de Álava/Taugrés logró asentarse entre los ocho mejores equipos que por entonces disputaban la serie A-1 fue Larry Micheaux.
Al contrario que sus compatriotas, su juego quizá nunca fue tan espectacular. Sin embargo sus números, rendimiento, profesionalidad e incidencia que tuvo en el juego resultaron fundamentales durante los cuatros años que estuvo en Vitoria, logrando además ser uno de los mejores jugadores de la Liga ACB en competencia con otros pívots de altísimo nivel como Audie Norris, Reggie Johnson, Fernando Martín, Claude Riley, George Singleton o Anicet Lavodrama o Arvydas Sabonis.
Larry Wayne Micheaux (Houston, 24 de marzo de 1960) siempre fue desde su adolescencia un jugador importante. Lideró al conjunto del instituto Worthing de su ciudad, un centro educativo en el que el fútbol americano era el deporte que acaparaba más atención y en el que fue considerado el mejor jugador de baloncesto que había pasado por sus aulas. Con 18 años y 2,06 metros de altura, Micheaux se matriculó en la Universidad de Houston donde formó parte de uno de los conjuntos universitarios más recordados del baloncesto NCAA. Un equipo de época por donde pasaron leyendas como Hakeem Olajuwon y Clyde Drexler. Tal era la frenética velocidad con la que ejecutaban su baloncesto y la vistosidad de sus acciones, que terminaban frecuentemente con un mate, que en la temporada 81/82 la plantilla fue bautizada como la Hermandad Phi-Slama-Jama, que lejos de ser un simpático nickname llevaba intrínseca una filosofía de juego que trataba de romper los moldes del baloncesto clásico universitario. Este término lo inmortalizó el periodista Tomas Bonk, del Houston Post. Los chicos dirigidos por Guy Lewis disputaron dos Final Four consecutivas, la primera de ellas en New Orleans en la que en semifinales se toparon con la célebre North Carolina donde destacaban nombres tan reconocidos como James Worthy, Sam Perkins y un joven Michael Jordan con apenas 19 años. Micheaux, que cumplía su tercera temporada en los Cougars de Houston, hizo un buen partido con 18 puntos y 6 rebotes por delante de un desdibujado novato Olajuwon que tan solo anotó una canasta en veinte minutos de juego. El equipo dirigido por Dean Smith, logró la victoria por 63-68 y el pase a la final. Perkins, con 25 puntos, fue el mejor de los Tar Heels que una jornada después se hizo con el título universitario.
elección en el ‘draft’ Tras esta experiencia entre los cuatro mejores equipos del baloncesto universitario, el curso 82/83 fue aún mejor para los texanos con un balance de 31 victorias y tan solo tres derrotas. Micheaux firmó sus mejores números con 13,8 puntos y 6,8 rebotes por encuentro y tras superar las diferentes rondas previas de la conferencia del medio oeste, Houston se plantó en la Final Four celebrada en Albuquerque (Nuevo México). Allí batió en semifinales a Lousiville por 81-94 sin dar lugar a ningún tipo de sorpresa. En la final esperaba la otra universidad de Carolina del Norte, North Carolina State dirigida por el histórico técnico Jim Valvano. Houston, que contaba con los pronósticos de su parte para hacerse con el titulo no realizó una buena final. Los Cougars, que fueron dominando el partido pese al mal partido de Drexler y del propio Micheaux, tuvieron en esta ocasión a Olajuwon a su mejor jugador. Pero un mate de Lorenzo Charles sobre la bocina otorgó la final (54-52) para los “Wolfpack “en uno de los desenlaces más famosos y aun recordado por los aficionados norteamericanos al baloncesto universitario.
Tras este amargo final de carrera universitaria, Micheaux fue elegido en el draft de 1983 en la segunda ronda en el número 29 por los Chicago Bulls. Antes del inicio de la temporada fue traspasado a los Kings de Kansas City en un acuerdo en el que se incluyeron a dos jugadores que posteriormente también jugaron en la ACB como Chris McNealy y Ben Coleman. Un año después, firmó como agente libre por Milawukee, donde jugó dos meses.En diciembre de 1984 volvía a Houston para fichar por los Rockets, franquicia en la que disputó 24 encuentros. En total, fueron 96 los partidos que Larry disputó en la NBA en dos temporadas y en los que apenas produjo 3,4 puntos y 2,7 rebotes en 9 minutos de media. Sin sitio entre los mejores profesionales del planeta, Micheaux buscó acomodo en la liga europea que mejor pagaba a los jugadores norteamericanos: la Lega italiana. Fichó iniciada la campaña 85/86 por el histórico Varese donde formó pareja extranjera con Corny Thompson y donde coincidió con un junior llamado Stefano Rusconi que comenzaba su etapa profesional.
El mes de septiembre de 1986 se iniciaba con el fichaje del Micheaux por el entonces Caja de Álava de Pepe Laso. También se confirmó la continuidad de Abdul Jeelani, al que se le mejoró su contrato. El Baskonia contaba con una de las mejores parejas de americanos de la ACB en un equipo en el que destacaban un buen numero de jugadores alaveses y vascos como Pablo Laso, Iñaki Garaialde, Alberto Ortega, Txus Brizuela o el propio Josean Querejeta. El club logró la octava posición y comenzó a sentar las bases para el crecimiento que durante las siguientes temporadas iba a experimentar el “nuevo” Baskonia. Pocas semanas tardó en demostrar su valía en la ACB. No hubo partido en el que Larry no sumase dobles figuras con medias de 23 puntos y 12 rebotes por encuentro durante sus tres primeras temporadas. Estableció su mejor anotación en la primera campaña (44 puntos ante el Oar Ferrol) y siempre estuvo en los primeros puestos en la tabla de reboteadores, faceta en la que fue el mejor en el curso 88/89 con 14 por encuentro y un tope personal de 25 capturas ante el Pamesa. En la campaña 89/90, la última del pívot de Houston en el Baskonia, tuvo un menor protagonismo ofensivo coincidiendo con la llegada de jugadores franquicia como Ramón Rivas en su misma posición pero también de un anotador nato como Chicho Sibilio, o la siempre importante colaboración como ala-pívot de Ralph McPherson. Pero no mermó su capacidad para ser el mejor reboteador de nuevo de la plantilla entrenada por Manu Moreno y después por Zeljko Pavlicevic.
su adiós de vitoria Fue un jugador a veces tildado de “frío” pero muy querido por la hinchada, a la que era capaz de levantar de los viejos asientos de madera cada vez que culminaba un contraataque con sus habituales mates gracias a la sociedad que formó con Pablo Laso, también el mejor asistente de la ACB. Larry fue un pilar fundamental en la consolidación del Baskonia durante esas cuatro temporadas como un equipo que ya llamaba a las puertas de los conjuntos que aspiraban a ser alternativas a clubes históricos como Real Madrid, Barcelona y Joventut.
Con la llegada de Herb Brown en 1990 al banquillo, el club decidió no renovar al que había sido su jugador más importante y decidió apostar por una cuatro más joven que procedía del Unicaja llamado Joe Arlauckas. Micheaux continuó en España, fue fichado por un club emergente como el Pamesa, que también fichó al vitoriano Manu Moreno con el objetivo de hacer del club de la Fonteta una entidad importante. El interior estadounidense permaneció tres temporadas en el equipo presidido por Juan Roig, en las que fue de nuevo un jugador que acaparaba un gran protagonismo, pero ya en clara decadencia respecto a sus mejores año. La 93/94 fue ya su última campaña como profesional. No encontró equipo hasta enero de 1994 cuando fue fichado por el Magia de Huesca para ocupar el puesto del lesionado Brian Sallier hasta el final de temporada.
De vuelta a Estados Unidos, Micheaux dirigió al instituto de Stattford en Texas, centro en el que además impartió clases de mecánica. Actualmente ejerce como director de varios campus de verano en Sugar Land. Campamentos en los que se trabaja no solo el aprendizaje o perfeccionamiento del baloncesto, también el respeto al juego limpio, la competencia, la fijación de metas, el trabajo en equipo y la construcción de la autoestima entre sus participantes. Sin olvidar la típica vinculación americana de los exestudiantes que mantienen aún con su antigua universidad y más si cabe cuando se tratan de deportistas de elite que suelen estar presentes en todo tipo de actos, eventos y actividades fuera y dentro de la cancha de baloncesto. l