vitoria - Grecia siempre ha sido un territorio comanche para cualquier participante en la Euroliga. Hace años, cuando la extinta Copa de Europa estaba controlada por el controvertido Borislav Stankovic, las visitas a los santuarios del país heleno eran sinónimo de derrota. Había que prepararse para las conocidas coloquialmente como encerronas. Ya podía el visitante ser mejor sobre la pista que los acontecimientos externos terminaban por decantar la balanza hacia el anfitrión. Los masivos lanzamientos de objetos, monedas e incluso bengalas acobardaban a rivales y, por supuesto, a los árbitros. Sin llegar a aquellos extremos, competir hoy en día en estas atmósferas tan irrespirables se mantiene como un objetivo complejo. Y el Baskonia puede dar buena fe de ello pese a que el pasado ejercicio profanase contra todo pronóstico el OAKA en el Top 16.

En El Pireo, casi una segunda casa para el Laboral Kutxa, los últimos precedentes son angustiosos. Allí aguarda siempre el Olympiacos, un enemigo irreconciliable contra el que se reeditará el viernes uno de los clásicos más atractivos de la glamurosa competición continental. Tras el sorteo celebrado en julio en Barcelona, el azar ha vuelto a emparejar en la presente Euroliga a ambos por vigésimocuarta vez desde que el torneo auspiciado por Jordi Bertomeu echase a rodar allá por el 2000. En un contexto de igualdad, el balance es ligeramente favorable a los griegos (12-11). Más allá de la actual inconsistencia del grupo adiestrado por Marco Crespi, un dato significativo centra la preocupación de la expedición azulgrana antes de poner rumbo mañana a la capital helena.

El último triunfo vitoriano en La Paz y la Amistad, con Boza Maljkovic en el banquillo e iconos carismáticos como Luis Scola, Tiago Splitter, Mirza Teletovic o Igor Rakocevic ataviados de corto, data del lejano 5 de abril de 2007. Aquel 89-95 en el segundo partido del play off de cuartos de final certificó la clasificación del antiguo TAU Cerámica para su tercera Final a Cuatro consecutiva. Por aquel entonces, el inquilino del Buesa Arena era uno de los sempiternos favoritos al título, mientras que el Olympiacos vivía una época de vacas flacas. Unas semanas más tarde, los alaveses regresaron a Atenas para disputar una de las semifinales ante el anfitrión Panathinaikos. El sueño volvió a evaporarse. El combinado del trébol se mostró muy superior y les apartó de la lucha por el reinado continental en el infierno del gigantesco OAKA, repleto hasta la bandera con 20.000 espectadores.

spanoulis, pesadilla eterna Desde aquella visita donde unos indefendibles Scola (20 puntos y 10 rebotes) y Splitter sentaron cátedra (18 tantos y 9 rechaces), los sinsabores suelen ser una tónica habitual cada vez que el Baskonia pisa la coqueta cancha helena, ubicada en el barrio portuario de Atenas y con capacidad para casi 15.000 almas. Los últimos siete desplazamientos dejaron un poso de amargura. Sobre todo el más reciente, resuelto el 21 de marzo de este año con un descorazonador resultado (89-59) en uno de los numerosos infames encuentros bajo la dirección técnica de Scariolo.

Desde el ejercicio 2006-07, Baskonia y Olympiacos han coincidido tres veces en la primera fase y cuatro en el Top 16. La única vez que no se vieron las caras tuvo lugar en la campaña 2010-11. En varias ocasiones, la formación vitoriana dispuso de buenas oportunidades para romper el mal fario con derrotas en partidos muy ajustados. Así sucedió, por ejemplo, en los años 2008 (95-90), 2009 (73-70), 2011 (84-82) y 2012 (85-81) cuando el buen trabajo siempre careció de recompensa.

En otras ocasiones, la superioridad helena ha sido incontestable con Vassilis Spanoulis convertido en todo momento en un demonio imparable a la hora de lucir su inagotable talento. El Dios griego de la canasta, que se encuentra ya a sólo 38 puntos de desplazar a Nikola Vujcic como el quinto mejor pistolero histórico de la Euroliga, tiene una especial fijación con el Laboral Kutxa. Los antídotos siempre brillan por su ausencia para contener al exterior más talentoso del torneo durante la última década.

El dubitativo arranque de temporada protagonizado por los alaveses, unido a la extrema dificultad que entraña visitar cualquier cancha griega, justifican nuevamente las reservas antes del salto inicial. El Olympiacos, campeón de dos de las tres últimas ediciones continentales y principal gallito del grupo D, parte nuevamente entre el reducido ramillete de favoritos a la corona pese al enrarecido ambiente derivado de la destitución de Giorgios Bartzokas. No sólo conserva a sus principales estiletes de años anteriores, sino que ha reforzado su armazón en el pasado mercado estival con notables baloncestistas con pasado ACB como Oliver Lafayette, Tremmel Darden -ahora lesionado- y Othello Hunter.

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Son los encuentros disputados por el Baskonia y el Olympiacos desde el bautismo continental. El balance es ligeramente favorable para los griegos (12-11)

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Son los años que lleva sin ganar el Laboral Kutxa en La Paz y la Amistad. Su última victoria se produjo un 5 de abril de 2007 (89-95) con Boza Maljkovic en el banco.

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Por esta cifra de puntos cayó en el pasado ‘Top 16’ el Baskonia de Scariolo en una velada para olvidar cuando el billete para cuartos era inviable.

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Son las victorias que ha conseguido a lo largo de la historia el Baskonia en La Paz y la Amistad. Fueron en los años 2001 (72-78), 2004 (83-85) y 2007 (89-95).