Marco Crespi desnudó ayer un aspecto de su filosofía que ya estaba meridianamente claro antes de que recalara este verano en el Buesa Arena. El Montepaschi Siena, último club al que dirigió con indudable éxito al alcanzar el subcampeonato de la Lega, se nutría básicamente de los puntos de sus exteriores, mientras que los postes tenían básicamente el ingrato rol de bloquear, rebotear y hacer el trabajo sucio. Todo hace indicar que, con un boceto de plantilla bastante similar, el varesino tratará ahora de aplicar ese patrón en el Baskonia, donde prácticamente ningún hombre alto atesora un convincente juego de espaldas al aro y es capaz de fabricarse canastas por sí solo.
Cuestionado ayer en la previa del choque ante el Neptunas acerca de los contados balones interiores que recibieron los hombres altos del Baskonia en el duelo ante el Unicaja, Crespi dejó entrever que no es un aspecto primordial para decantar hoy en día la balanza. Sacó a la palestra el dato de que los malagueños anotaron, a su juicio, una única canasta en la pintura e incluso recordó que el Olympiacos y el Maccabi, campeones de las últimas Euroligas, alcanzaron su sonado éxito carentes de una boya estelar bajo los aros. Los griegos contaban con Kyle Hines y los hebreos con Alex Tyus, dos cuatros móviles, fibrosos, extremadamente atléticos y con una asombrosa capacidad de salto para rebotear, intimidar y cambiar tiros.
“Hay pocos jugadores en Europa y la NBA que tengan recursos que merezcan darles el balón para anotar. Se puede poner a pequeños para jugar el uno contra uno. Contra el Unicaja, San Emeterio lo hizo. Bertans, con la ayuda del bloque directo, también puede”, fue el argumento empleado por Crespi.
Dentro de los muchos problemas que sufre en la actualidad el Laboral Kutxa, uno de ellos se encuentra localizado en la zona. Por lo visto hasta ahora, ninguno de los siete pívots con que cuenta el transalpino (Iverson, Tillie, Hamilton, Gomes, Shengelia, Diop y el recién llegado White), domina bajo los aros ni es capaz de liberar tiros abiertos de los exteriores. Pese a que el varesino relativice su importancia dentro del juego de ataque, no cabe duda de que no pueden ser invisibles en todo momento. Y el Baskonia deberá ser capaz de abrir espacios, mover a las defensas rivales y gozar de cierto equilibrio dentro-fuera con el fin de dotar de clarividencia a su ofensiva.