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Lenta mejoría. La imagen del Baskonia fue algo mejor que en la reciente Supercopa, pero el técnico italiano posee un arduo trabajo por delante para dotar de solidez a un conjunto limitadísimo en algunas posiciones. De momento, no se percibe su mano ni tampoco hay rastro de la atractiva propuesta que trasladó en su llegada a Vitoria. Cuando lleguen los rivales terrenales, se evaluará su labor.

Un timón aciago. Heurtel, con la cabeza en otro lugar, y Perkins perdieron por goleada la batalla ante un rival que únicamente presentó un base puro por la baja de Satoransky.

Errático acierto . Para profanar el Palau, había que realizar una actuación redonda. Y la puntería brilló por su ausencia dentro de un equipo que sumó un solitario triple (San Emeterio) y vio cómo su rival anotaba en 10 ocasiones desde 6,75 metros.

Sin boya interior. Este Laboral Kutxa está diseñado para el lucimiento de sus exteriores y carece de una referencia bajo los aros que brinde el equilibrio imprescindible. La supremacía del Barça fue manifiesta con Tomic al inicio y Pleiss al final.

vitoria - La lógica aplastante presidió ayer el comienzo liguero del Baskonia. La velada en el Palau transcurrió bajo el guión esperado. Derrota contundente en el Palau, aunque con mejores sensaciones y un espíritu algo más aguerrido que en la reciente Supercopa. Y un nombre propio para vislumbrar el futuro con optimismo en una temporada que amanece con serios interrogantes. Davis Bertans, el francotirador llegado de Belgrado, presentó sus credenciales para erigirse en el hombre franquicia del revolucionario proyecto. El elegante letón, autor de un debut estelar, constituyó un factor irrelevante a la hora de apretar las tuercas a un Barcelona sobrado y con el freno de mano puesto que tan solo se vio sobresaltado por la desgraciada lesión de Eriksson en las postrimerías. Pese a sus ímprobos esfuerzos por plantar cara, el Laboral Kutxa terminó otra vez desfigurado ante un rival inaccesible.

Si cualquier posibilidad de quebrar el pronóstico inicial pasaba por la culminación de una actuación redonda, el cuadro vitoriano se quedó lejos de su objetivo. Demasiadas grietas en el engranaje, alarmante anarquía traducida en pérdidas infantiles y brotes de individualismo, escasa química y simbiosis entre los integrantes de un plantel poco trabajado y falta de convicción para meter el miedo en el cuerpo en el desértico recinto culé. Así se resumió el papel alavés en la Ciudad Condal.

Descabezado en la dirección, errático en el lanzamiento exterior con unos porcentajes ínfimos y huérfano de alguna boya interior que brindase equilibrio a su inconexo juego, el Baskonia cedió ante la lógica y sucumbió sin paliativos. Durante muchos minutos, dio la cara y se mantuvo a rebufo de la locomotora blaugrana, pero a la postre terminó resignado ante su inferioridad. El correctivo, eso sí, resultó demasiado engañoso para lo que fue un duelo de guante blanco entre dos clásicos que hace no mucho protagonizaban batallas sangrientas en todos los frentes. La opulencia del Barcelona, cuyos recursos son interminables, contrasta hoy en día con la decadencia vitoriana. Con la la puntería propia de un cirujano y apoyado en la hegemonía de Pleiss bajo los aros, la tropa de Pascual abrió brecha en las postrimerías y ensanchó el marcador con algo de injusticia.

Pese a que el resultado final pudo ser más decoroso y se atisbó un colectivo algo más ensamblado, el Laboral Kutxa dejó otra vez sombras inquietantes más allá de su corta preparación y la falta de rodaje. O las caras nuevas pendientes de llegar y los lesionados proporcionan otro aire al plantel, o el sufrimiento está garantizado en una campaña donde ya se detectan carencias sangrantes. El incierto futuro de Heurtel no ayuda a estabilizar una dirección donde Perkins parece haber dado lo mejor de sí. Johnson destapa sus problemas para erigirse en una amenaza en el ataque posicional y, por dentro, el obrero Iverson evidencia que no pasa de ser un pívot tosco e incapaz de fabricarse sus propias canastas.

Si a ello se añade que el temporero Gomes resultó un coladero defensivo ante Doellman y que Causeur trata a estas alturas de afinar su estado de forma, el Baskonia apenas esgrimió argumentos para soñar con la proeza. El talento de Bertans y la raza de San Emeterio rescataron al grupo de la mediocridad. El bautismo liguero en el Palau había reservado al Baskonia una cita con el matadero, pero la tropa de Crespi trató de rebelarse ante los pronósticos que le condenaban hacia una derrota sin paliativos. Con la lengua fuera y sin la continuidad necesaria en un recinto tan exigente, siempre fue a remolque del anfitrión desde los albores de la velada. De no mediar la constancia del letón y el fulgurante ingreso en pista del cántabro, autor de una espectacular tacada mediada el segundo cuarto (11 puntos consecutivos), el sueño de la proeza se hubiese evaporado mucho antes.

El vigente campeón, sin forzar a tope la maquinaria y que nada en la abundancia, se permitió lujos que no están al alcance de cualquiera. La ausencia de Satoransky al frente del timón fue suplida sin problemas por Navarro y Pleiss, todavía fuera de sitio en la Ciudad Condal, fue un espectador de lujo en la primera parte. Los despropósitos de Lampe tras el descanso motivaron la aparición del alemán, que apuntilló a un Baskonia carente de fe. Con motivo de la próxima visita del Unicaja, un rival directo, llegarán los rivales terrenales.

Desde Macijauskas, no se recordaba una irrupción tan espectacular de un jugador baskonista en la ACB. Arrebatador en ataque, está llamado a ser el hombre franquicia del Buesa Arena.