BArcelona - Acudía el Baskonia ayer noche al Palau envuelto en un mar de dudas y abandonó la Ciudad Condal enchufado tras el primer partido del play off, crecido incluso con una dosis de autoestima que acerca la eliminatoria como antes parecía imposible. Plantó cara el Baskonia a Navarro&company, y jugó un partido soberbio que sólo se escapó en los instantes finales, exhausto tras un despliegue físico encomiable después de un vendaval que se encargaron de desatar la propia Bomba, el exbaskonista Oleson y un imponente Dorsey, que ayer alargó su endiablada sombra sobre un Tibor Pleiss que no estuvo a la altura.
La puesta en escena del Laboral Kutxa recordó ayer a la de las mejores ocasiones. Un equipo compacto, con ramalazos de raza y competitivo, excelente en tareas defensivas -al menos en los tres primeros cuartos- y otro tanto en cuestiones vinculadas al rebote. Por si fuera poco, a esta corriente de positiva colectividad se sumaron las individualidades de jugadores como Heurtel y, con chispazos, Fernando San Emeterio, pero sobre todo resultó una grata sorpresa el regreso y posterior rendimiento de hombres físicamente mermados como Adam Hanga y Lamont Hamilton, que cuajó un notable partido a pesar de los continuos problemas que viene arrastrando tras su fascitis plantar.
miedo en el palau En este contexto y crecido en la adversidad logró la escuadra alavesa reinventarse, cuajar uno de los mejores partidos de la temporada y llevar el miedo al Palau cuando a falta de 44 segundos, un estratosférico triple de Saneme igualaba el marcador. Ahí creyó la parroquia baskonista en algo que a esas alturas ya no era un milagro sino la constatación de que este plantel, cuando quiere, es capaz de pintarle la cara a todo un participante de Final Four. Quizá la falta de banquillo aceleró que las luces se apagaran en el peor de los momentos, en el suspiro final, que es cuando se deciden los partidos. Ahí pecó el Laboral Kutxa de frescura y por ahí se esfumó el sueño, justo el día en que el club cortó la cinta oficial de su ansiada refundación. Resta ahora una bala, solo una, para colarse en semifinales por el título o hacer el petate tras una irregular temporada. Los jugadores, visto lo de ayer, no desean aún vacaciones. Y la afición, pletórica con su compromiso, es seguro que tampoco. Mañana a las 21.15, en el Buesa, sonarán tambores de guerra. Esta película aún no ha terminado.
¿Y Scola? El montaje inicial diseñado para la campaña de imagen de la ampliación desató ayer una oleada de comentarios en las redes sociales al quedar borrado del mismo Luis Scola cuando en el montaje inicial sí aparecía junto a otros ex como Prigioni y Teletovic.
En esos diez minutos, el base francés cuajó un papel portentoso. Tocado por una varita mágica, sus eléctricas suspensiones permitieron al Baskonia sobreponerse al 'vendaval' Navarro y seguir llevando la delantera en el marcador. La agenda de Joan Creus echó humo.