vitoria. El Baskonia ha cerrado la primera vuelta de la ACB con solo nueve victorias en su casillero, una cifra que ni los más viejos del lugar recordaban habida cuenta de la extraordinaria capacidad competitiva acreditada en el pasado por un equipo que hasta hace bien poco era una alternativa al poder establecido de los dos grandes. Únicamente en dos ocasiones durante la historia reciente del club azulgrana había firmado un bagaje tan discreto como el actual en el preciso instante que la temporada alcanzaba su ecuador.
Toca remontarse a los lejanos ejercicios 1996-97 y 2002-03 para asistir a estas mismas alturas a un conjunto vitoriano con tantos apuros a nivel clasificatorio. Acostumbrado a ocupar una de las posiciones de privilegio y acceder a la Copa del Rey como cabeza de serie a lo largo de la última década, hoy en día viaja con los mofletes enrojecidos en el concurrido vagón de los modestos. Tan cierto es que todavía no ha dicho su último palabra a la hora de optar a la tercera posición de la fase regular, ahora en manos del Barcelona, como que si se duerme en los laureles corre el serio peligro de comprometer dentro de unos meses su presencia en las series finales por el título.
Sus principales perseguidores le echan el aliento en la nuca y el difícil calendario de las dos próximas jornadas -desplazamiento a Las Palmas para dar la réplica al siempre correoso Gran Canaria y llegada del imbatido Real Madrid al Buesa Arena- puede agudizar los problemas del Laboral Kutxa si algunos rivales directos como el Gipuzkoa Basket, el Joventut o el Cajasol sacan tajada en sus respectivos compromisos ligueros.
Las urgencias alavesas no son fruto de la casualidad, sino de las limitaciones de una plantilla sostenida en la actualidad por tres pilares insustituibles (Heurtel, Nocioni y Pleiss). La falta de punch de otros elementos inmersos en un callejón oscuro va a más con el transcurrir de los meses, de ahí que no florezca el optimismo para pensar en un reacción a corto plazo. Es el caso de San Emeterio, Hamilton, Hanga o Causeur, cuya aportación está dejando mucho que desear desde que dieron comienzo las hostilidades.
El poste neoyorquino y el alero húngaro, los únicos capacitados para elevar la temperatura física de un colectivo huérfano de músculo en varias posiciones, se han visto castigados por varias lesiones que les ha impedido gozar de continuidad. Y el galo, aquejado de una anomalía renal que llegó a teñir de sombras su continuidad como baloncestista de élite, continúa sin ser ese escolta determinante por el que suspira el club desde la marcha de Igor Rakocevic. La dirección tampoco se libra de las críticas pese al aterrizaje de Poeta en sustitución de Hodge finalizada la primera fase de la Euroliga.
Los dos objetivos iniciales del curso, esto es el pasaporte para el Top 16 de la Euroliga y la consecución de la plaza copera, están en el zurrón. Sin embargo, las constantes vitales baskonistas son demasiado débiles y algún refuerzo -Querejeta se halla tras los pasos de un cuatro pese a las evidentes telarañas de las arcas- se antoja indispensable para disparar la competitividad de un conjunto que no da para mucho más dada la insuficiente materia prima de la que Scariolo dispone en este instante.