Durante un derbi al filo de la navaja y taquicárdico acaparó buena parte de los chistes de la grada por su torpeza a la hora de manejar el balón cuando era hostigado por Neto o su atípica mecánica en el lanzamiento de personal que raya la ilegalidad. Su apellido tampoco le ayuda a la hora de evitar las gracias del personal y esa particular perilla y barba de varios días no son propias de los baloncestistas, pero si el Laboral Kutxa continúa vivo en la pelea por la Copa mucha culpa de ella la tiene un italiano recién llegado que ayer se erigió en el revulsivo inesperado de una matinal que al descanso tenía muy mala pinta para los intereses azulgranas y estaba reproduciendo los peores fantasmas de una temporada angustiosa.

Giuseppe Poeta, la flamante cara nueva baskonista en una dirección de juego necesitada de una figura cerebral que controle el tempo de los partidos, hizo trizas la sobresaliente disposición táctica del Gipuzkoa Basket. Sito Alonso había diseñado un plan perfecto para destapar las limitaciones del plantel vitoriano, encomendado exclusivamente a la raza de Nocioni y al bloqueo y continuación entre Heurtel y Pleiss. Todo estaba saliendo rodado para los donostiarras hasta que el base italiano, al que sus pares flotaron constantemente para permitirle el tiro exterior, cogió su fusil y destrozó la inteligente defensa local.

Sin obviar la aportación de un atropellado Nocioni, cuya eliminación a minuto y medio de la conclusión resultó a la postre anecdótica, Scariolo halló una mina de oro en un recién llegado que le proporcionó 14 puntos en momentos críticos. Obligado por la desidia de un Pleiss desesperante, sometido de forma increíble por la dictadura interior de Doblas, la baja de Hamilton y la bisoñez de Diop, el técnico se jugó la baza de un equipo extremadamente pequeño para favorecer la búsqueda de espacios y el juego de cara al aro.

Regalo sobre la bocina Con San Emeterio y Nocioni como atípica pareja bajo los aros, terminó el Laboral Kutxa sometiendo a un aguerrido anfitrión que, con razón, albergó justificados motivos para descargar su ira en el trío arbitral. Poeta desperdició dos tiros libres que pudieron dar paso a la prórroga, pero Robinson se topó con los enormes tentáculos de Pleiss. El alemán incurrió en una clara falta en una de esas típicas acciones dentro del último segundo que suele ser obviada por los encargados de impartir justicia simplemente para evitarse complicaciones.

El billete copero de esta temporada promete ser el más angustioso de la historia reciente del Baskonia, un superviviente en la frenética carrera por saldar un objetivo que hasta ahora era pan comido. En Illumbe, volvió a salvar otro agónico match ball y se aferró con cierta dosis de fortuna a su presencia en la cita malagueña gracias su tercera victoria consecutiva a nivel doméstico. Si ante el Obradoiro y el Barcelona dio las primeras muestras de su capacidad agonística al solventar dos situaciones críticas ante sendos rivales que dispusieron de un último tiro para sepultar las esperanzas alavesas, el derbi de ayer alcanzó cotas si cabe más dramáticas.

Con otra buena ración de angustia y suspense, el Laboral Kutxa amarró sobre la bocina un éxito que prácticamente le permite depender de sí mismo para esquivar uno de los fracasos más sonrojantes de los últimos años. Sonó a tiempo el despertador para un colectivo desconcertante que vivió otra vez en el alambre y sufrió lo que no está en los escritos durante veinte infames minutos iniciales. Hasta dieciseis cuerpos de ventaja (40-24) regaló a su rival en una mañana donde Doblas fue elevado a los altares por la tibia oposición de Pleiss. El teutón, todo un aspirante a corto plazo a ingresar en la NBA, se desangró en el marcaje a un jornalero de la ACB que le superó en anticipación, intensidad y hambre.

La lectura de cartilla debió ser de órdago tras el pertinente periodo para la reflexión. Emergió entonces un grupo más comprometido, entonado y enérgico que aprovechó el mal de altura del Gipuzkoa Basket, golpeado por la tempranera cuarta falta de Doblas en el minuto 27 y los numerosos tiros abiertos fallados. La irrupción de Poeta desequilibró un duelo caótico que deja al alcance de la mano el objetivo de sellar el pasaporte copero. Hecho lo más difícil, ya solo resta hollar dos cimas asequibles antes el CAI y el Fuenlabrada.